Escritos sobre música





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Los conciertos (cancelados) en la época del coronavirus

~ sábado, enero 15, 2022 ~

Ayer íbamos a ver a Quique González en el mítico Circo Price de Madrid. Eso suponía 450 km de coche y comer un bocata sin bajarnos porque, si no, no llegábamos a tiempo saliendo de trabajar. Estábamos a 300 km y leímos un mail de por la mañana con las instrucciones para hacer el concierto seguro ante la COVID... y a continuación leímos otro de la 17:17 (el concierto era a las 20:00) diciendo que se cancelaba y se aplazaba para una fecha futura todavía por determinar. Dudas un momento de si será verdad, entras en Twitter y lo ves: un pequeño comunicado indicando que uno de los miembros de la banda ha dado positivo.

Da rabia, pero se entiende en estos tiempos de Ómicron desatado. Cuando compramos la entrada, las cosas parecían que estaban calmadas e iban a mejor. Luego llegó la ola más grande. La verdad es que no me encuentro cómodo yendo a conciertos en sitios cerrados en esta situación, con tanto riesgo de contagio. Pero también tenemos entradas para la semana que viene en Gijón. La pregunta ahora es: ¿se cancelará también?

De momento, esta es mi primera crónica de un concierto cancelado. Esperemos que la situación mejore.

PS: Como era de prever, el concierto de Gijón se aplazó también.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
8:03 p. m. | Comentarios (0)

Cuando fuimos vaqueros

~ sábado, enero 08, 2022 ~

Crónica del concierto de Quique González en el Huercasa Country Festival de Riaza el 19 de julio de 2019


Esta es una crónica con retraso: en 2022 escribo de un concierto de 2019 que no he olvidado, a pesar de que hayan ocurrido muchas cosas en mi vida y en el mundo, pandemia incluida. Y es que me he dado cuenta de que faltaba aquí y es muy reseñable, por muchas razones.

Lo primero, el Huercasa Country Festival es una anomalía de las que merecen la pena: una empresa de productos vegetales de 5ª generación patrocinando un festival de música, y el festival dedicado al country en medio no del medio oeste estadounidense, sino de la meseta española, en Riaza, para más señas.

Fuimos por primera y única vez ese año: el coronavirus impidió que se volviese a celebrar. Y es una pena, porque merecía la pena verlo: el pueblo castellano, en pleno verano, lleno de gente vestida con botas vaqueras, camisas de cuadros y sombreros de vaquero. En el cartel, además de conciertos más pequeños de Badlands y Conjunto San Antonio en la Plaza Mayor y con line dancing, gente como Will Hoge, Ashley Campbell, Hayes Carll, The Long Ryders o Chuck Mead & the Grassy Knoll Boys. Pero el cabeza no era norteamericano, sino un madrileño tornado montañés, de los valles pasiegos en vez del Death Valley: Quique González.

Otro hito para recordar: nos encontramos con quiquifrikis ilustres como Vega. Ella ha tenido mucha importancia en nuestra historia, y también en estas crónicas, primas hermanas de las suyas tantos años atrás.

Así que ahí estábamos, en primera fila, cuando salió la banda, una banda que creo que sólo repitió en una mini-gira de pocos conciertos porque tenía un invitado especial: Alex "Nashville", como han rebautizado a Alex Muñoz, que tocó guitarras variadas, entre otras la pedal steel. El resto eran algunos habituales detectives, como Alejandro "Boli" Climent al bajo, Eduardo Olmedo y José María "Pepo" López, pero en los teclados estuvo Raúl Bernal, con el que Quique ya había colaborado en la gira conjunta con Lapido.

El repertorio estuvo compuesto de grandes clásicos, con muchas canciones de los primeros discos. Quique tenía un problema en la voz y cantó distinto de como lo suele hacer en los últimos años. Curiosamente, a mí me gustó, "cantando de garganta" como decía en una de las canciones de "Personal".

Disfrutamos muchísimo el concierto, que tenía parte de esa magia que había en tiempos pretéritos, cuando en lugar de los conciertos tan preparados de las últimas giras había esa sensación de ocasión especial al presentarse con una banda casi formada para la ocasión, como solía hacer en aquellas míticas presentaciones de Galileo.

Y lo mejor llegó al final: tras interpretar "Y los conserjes de noche", se acercó al borde del escenario, señaló a la mujer que me acompañaba en el concierto y me acompaña en la vida, y le lanzó la armónica. Ella no se lo creía: creía que ni siquiera se había dado cuenta de que estaba allí, igual que ha estado en más de 100 conciertos desde incluso antes de aquellos Galileos, pero Quique tuvo ese detalle, muy merecido.

Al no haber escrito una crónica inmediatamente después, muchos detalles se han olvidado, pero queda ese recuerdo imborrable, la certeza de que disfrutamos el concierto muchísimo y el reconocimiento de que Quique González es uno de los artistas patrios que más ha hecho por adaptar la música Americana a nuestras latitudes.

Quedan también algunas fotos con móvil




























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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
1:41 p. m. | Comentarios (0)

De Queen y de por qué nos gusta la música

~ martes, enero 04, 2022 ~

He visto este vídeo en el que Rick Beato (un hombre a la vez fascinante y un poco cargante) analiza Bohemian Rhapsody. Hablando con Brian May de por qué Queen le gusta a las nuevas generaciones, Brian dice que es porque hablan de cosas normales, de cosas que siguen preocupando a la gente de ahora... Claro, él mismo, que debe de ser un genio en el sentido amplio de la palabra, se da cuenta de que decir eso precisamente cuando se está analizando Bohemian Rhapsody es un poco contradictorio.

Yo creo que May se equivoca. Me llama la atención que hablando de la perduración de las canciones de Queen hable sólo de un aspecto y que ese aspecto sea la letra: yo he dicho muchas veces que me gusta la música por la letra, pero, por otra parte, disiento con May. Para empezar, creo que hay mucha gente que disfruta de Queen sin tener la más mínima idea de qué hablan las canciones, simplemente porque no han prestado atención o no tienen el nivel de inglés necesario para entenderlas. Por lo tanto, raro me parece que la letra sea lo principal.

Yo creo que las canciones de Queen perduran por muchos factores. Hagamos una lista:

  1. La maestría en la composición. La base de las canciones, la armonía, la melodía, el ritmo, son muy buenas. Hay armonías nuevas, hay riffs, hooks, ritmos, melodías inolvidables...
  2. La maestría en la interpretación. Los cuatro componentes son intérpretes de un nivel superior y, además, funcionan muy bien juntos. Pocos grupos hay con una formación tan estable, con músicos con tanta personalidad individual, con tantos cambios de estilo a lo largo de los años, y consiguiendo que todo eso sume en lugar de restar por una lucha de egos o, sencillamente, porque choquen las individualidaes por desencuentros naturales.
  3. La maestría en la producción. Bohemian Rhapsody es un ejemplo de cómo llevaron las técnicas disponibles a su límite.
  4. La originalidad. He escrito ya muchas veces sobre este tema de la originalidad y, en general, creo que está sobrevalorada. Además, precisamente una de las acusaciones que ha sufrido Queen a lo largo de los años es que no eran originales y seguían las modas. Empezaron en algo muy cercano al rock setentero casi heavy y cuando triunfó la música disco, hicieron canciones en esa línea y también introdujeron sintetizadores en su momento... Parecía que iban siguiendo las tendencias más que ser originales. Pero la clave, desde mi punto de vista, es que reinterpretaban las tendencias siempre desde su personalidad. Cuando John Deacon compone "Another One Bites the Dust", parece que está casi copiando la icónica línea de bajo del "Good Times" de Chic; sin embargo, va mucho más allá: por un lado, la simplifica; por otro, hace cambios armónicos inusuales que rompen todas las expectativas. Eso, más la producción, la interpretación y, también, la letra, es lo que convierten la canción en algo especial y en algo totalmente original, que no habría existido sin Chic pero que aporta tantas cosas distintas que es totalmente nuevo. Y, por cierto, esto me lleva a pensar en el famoso caso de Vanilla Ice, que sampleó el bajo y tuvo que acabar incluyendo a Queen y Bowie entre los autores de la canción: es un caso un poco distinto porque utilizó directamente la grabación original, pero lo que hizo el rapero es algo también totalmente diferente de lo que era la canción de Queen y Bowie. Ya lo dijo Eugenio D'Ors (yo creía que era de Ortega, menos mal que lo busqué en Google...): todo lo que no es tradición, es plagio.
  5. Las letras. Por supuesto, también las letras. A veces. Tienen letras realmente chorras (mi favorita, "I'm in Love with my Car", que cantaba mucho cada vez que mi primer coche me dejaba tirado, cosa que pasaba un par de veces al mes, aunque "Fat Bottomed Ladies" es indescriptible) pero también tienen letras que capturan sentimientos universales y que, además, se acoplan perfectamente con la música y la interpretación: "We Are the Champions" es el himno que es porque tanto la música como la letra y la interpretación tienen ese aire épico que la hacen, simplemente, perfecta para describir el sentimiento de plenitud tras una victoria duramente trabajada. Del mismo modo, algo como "I Wanna Break Free" encaja perfectamente para cualquiera con ansias no ya de libertad sino de liberarse. Y qué decir de "Show Must Go On", sabiendo además por lo que estaba pasando Freeddie Mercury...
  6. Todo el resto: el marketing, la imagen (icónica sobre todo la de Freddie y la de Brian, aunque quién puede olvidar las pintas de John y Roger en el vídeo de "I Wan't to Break Free"), la habilidad de los supervivientes del grupo para hacer en estos tiempos una película lo suficiente buena como para que se enganchen nuevas generaciones, la propia trágica historia de Freedie...
En fin, que para que unas canciones gusten a tanta gente y perduren a través de las generaciones, tienen que tener muchos aspectos sobresalientes.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
10:36 p. m. | Comentarios (0)