Puede que me mueva

Esta es una de esas cosas que no debería hacer: cuando salió "Puede que me mueva", antes del verano, me llamó mucho la atención el bajo y lo saqué. Luego me puse a grabarlo y entonces me lié a secuenciar la batería, con absolutamente todos los detalles y, ya puestos, le metí la guitarra acústica. Como estoy aprendiendo el piano, pues también saqué y metí el piano eléctrico... y ya sólo me quedaban las guitarras eléctricas.

Cuando me puse con ellas, no era capaz de sacarlas: no son las posiciones habituales, sino arpegios sencillos pero raros que no era capaz de clavar. Lo dejé y pasó todo el verano. En fines de semana de septiembre, nota a nota, fui sacando algo que sonaba bastante parecido y, a pesar de los fallos que hay por ahí, me di por satisfecho... para no volverme loco. Lo mezclé y mastericé para pasar al vídeo.

Mi idea era grabarme tocando todos los instrumentos, pero la paciencia ya hace tiempo que se me agotó y algunos tendría que volver a aprenderlos, así que sólo me he grabado con la acústica. Hacer el vídeo también me llevó sus horas, esperando el momento para que hubiese luz, grabándome, echando tiempo con la edición, añadiendo la letra por si alguien quiere hacer kararoke, y los acordes para la gente que no puede sacarlos visualmente...

En mi cabeza había algo todavía mejor pero, total, probablemente nadie necesite esto. En cualquier caso, yo he aprendido sobre el proceso de componer, arreglar y grabar canciones: diseccionando a los profesionales, se aprende. Creo que para haberlo hecho yo todo, en casa con mis medios, ha quedado muy decente.

El hombre al que le gustaba la música

Empiezo a escuchar el nuevo disco de Quique González y, cuando estoy por la quinta canción, paro y me voy a dormir. En ese momento de pensamientos libres antes de perder totalmente la consciencia me pregunto: ¿soy el hombre al que le gustaba la música?

Ya nunca escucho un disco entero, de principio a fin, sin hacer nada más que escucharlo y pensar. Ahora siempre está ahí a mano la tentación del móvil o el ordenador. Y, total, para nada...

Y no son sólo los discos: me cuesta un horror hacer cualquier cosa más de 20 minutos, ni leer, ni tocar, casi ni jugar a videojuegos. Dibujar sí.... algunos días. Y, total, para nada...