Escritos sobre música





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Los replicantes del rock

~ lunes, febrero 27, 2012 ~

Mucha veces me apetece comentarle cosas a Juan Puchades en su sección El oro y el fango en la Efe Eme. No puedo: tiene limitados los comentarios. Parece ser que la opinión de los demás no le importa lo suficiente para sufrir a los trolls anónimos que, indudablemente, aparecen siempre que se publican opiniones polémicas en la red, y más si son a favor de la industria discográfica, como ha contado en uno de sus escritos.

Así que está claro que las preguntas que pueblan su última entrada hasta la fecha, Los replicantes del rock, cuyo título he replicado impunemente, son retóricas. Yo las voy a utilizar, sin embargo, para hablar del amor a la música. Porque creo que lo que autoriza una opinión no es el nombre que hay detrás, sino la verdad de los argumentos, cuando es cosa demostrable, o la sinceridad de los sentimientos cuando es materia sensible.

Aviso desde ya que estoy metido en uno de esos grupos para que no se me acuse de intereses ocultos: no me gusta escribir como si tuviera la razón y siempre escribo desde mis sesgos particulares. No tengo problema en reconocerlo.

El director de la Efe Eme se pregunta qué lleva a alguien a tocar en un grupo tributo, uno de esos grupos que interpreta al pie de la letra el repertorio de un grupo consagrado, en vez de hacer sus propias canciones. Es curioso, porque en la música que más prestigio tiene, la música clásica, los más aclamados intérpretes tienen que tocar las partituras sin saltarse una semifusa y a nadie la parece raro. Bueno, a nadie no: a mí, sí. A mí en general me gusta que haya desviaciones del original que puedan aportar cosas nuevas, o que al menos eso se permita sin sacar los cuchillos del purismo, como ocurre con demasiada frecuencia en la música clásica.

Y, aún así, se me ocurren muchas razones para copiar exactamente lo que otros han inmortalizado. Hagamos una lista:

1) Aprender. Intentar tocar lo que otro músico toca exactamente es uno de los mecanismos básicos de aprendizaje en cualquier arte. Y nunca se deja de ser aprendiz. Los Beatles, a los que tantos imitan ahora, dedicaron horas a tocar nota por nota los discos de intérpretes anteriores. Xoel y Juan de Dios, de Deluxe, estuvieron en uno de esos grupos de imitadores de los Beatles. Lo que demuestra que no está reñido ser replicante y tener personalidad artística.

2) Ampliar conocimientos. En el grupo al que hacía referencia antes, me estoy aprendiendo con el bajo el repertorio de la Creedence Clearwater Revival, unas canciones que nunca había escuchado con mucho detalle. Ahora conozco cada línea de guitarra, cada bombo de batería, cada síncopa del bajo. He metido a la Creedence en mi vida.

3) Divertirse. Juntarse con unos amigos a tocar unas buenas canciones es divertido (cuando sale y cuando no hace un frío horrible en el local). Si ya causa placer escuchar música, ¡qué decir de interpretarla! En ese sentido, lo absurdo de la pregunta que se hacía Juan Puchades salta a la vista: ¿por qué no se pregunta por qué la gente escucha las canciones de otros en vez de hacer las suyas? Porque escuchando las canciones de otros nos abrimos a los demás, establecemos un diálogo, nos sentimos menos solos. Tocando, todo eso y más.

4) Ganar pasta. Ocurre que hay mucha más demanda de escuchar las canciones de ciertos grupos. Estoy seguro de que en estos grupos tributo hay gente que lo hace por una pasión enfermiza por el grupo en cuestión... y hay gente que lo hace por sacarse una pasta para luego poder tocar su música. ¿Acaso es mejor trabajar de contable o de profesor de universidad (como servidor) para luego tener libertad absoluta (bueno, eso no existe, dejésmolo en mayor libertad) a la hora de hacer la música que quieres?

Juan se pregunta también por qué va el público a ver a los grupos replicantes. Yo debo de entender la música de una forma muy distinta a como la entiende él, porque la respuesta me parece obvia: les hace felices, porque escuchan canciones que aman, como las recuerdan, de la forma más parecida que pueden a tener el original. A fin de cuentas, si no se entiende eso, ¿cómo se puede entender que la gente escuche una y otra vez la misma canción, que años después siga disfrutando con el mismo disco de su artista favorito? Si no se entendiese eso, no tendría sentido la industria de las grabaciones: ¿qué valor tienen si no hacen más que repetir la misma interpretación eternamente?

Pero es que además la experiencia añade algo que no tiene el disco: lo propio de un concierto en directo. Un volumen mayor del que tienen en casa, compartir la experiencia con gente que ama lo mismo que ellos y saber que por muy exacto que sea lo que escuchan, no está saliendo de una máquina, sino de otros seres humanos.

Esto me lleva a recordar una experiencia que narré en algún sitio que no encuentro hace tiempo: viendo a Fargo (un grupo de Gijón formado por gente que más tarde hizo un grupo de homenaje a AC/DC llamado AB/CD) tocar Let There Be Rock una noche en el Baruku me dio más felicidad que ver todo un concierto de los AC/DC auténticos.

En fin, que yo si tuviera tiempo tocaría en más grupos de este tipo. Tengo un amigo que lleva años diciéndome que tenemos que hacer un grupo de homenaje a Radio Futura, y me gustaría mucho hacerlo... si tuviese tiempo y fuese más fácil. Porque, como todo, incluso lo que nos hace más felices, lleva un esfuerzo muy grande y no es fácil.

Como músico, para la gente que toca en grupos tributo y lo hace muy bien sólo se me merece una calificación: admirable.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
11:04 p. m. | Comentarios (5)

Paseo con Enrique Sierra

~ sábado, febrero 18, 2012 ~

Ayer falleció Enrique Sierra. Aparte de su actividad musical, no sabía mucho de él hasta que me lo encontré en este maravilloso documental sobre la Movida.

Pero he tocado muchas veces con él: cuando estaba empezando con el bajo, uno de mis objetivos era tocar las canciones de Escueladecalor, el directo de Radio Futura. Es un disco que ha recibido malas críticas, pero es uno de los discos más importantes de mi vida. Me gustan todas las canciones, excepto En el Chino. Y cómo suena el bajo me hipnotiza. Así que pasé muchas horas en mi juventud intentando sacar esas líneas de bajo que se compenetran perfectamente con la batería y con las guitarras.

Hace tiempo que estaba pensando en colgar algún vídeo tocando el bajo, como forma de devolver lo que me han dado mucha gente que cuelga sus vídeos tocando canciones. Entre mis favoritos con el bajo está infusion26, que tiene un groove brutal. Yo no lo tengo, pero él nunca va a hacer una canción de Radio Futura y parece que en España hay poca gente dispuesta a homenajear la buena música que tenemos. Yo pongo mi granito.

Va por ti, Enrique.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
6:44 p. m. | Comentarios (0)

Lo voy a derribar

~ domingo, febrero 12, 2012 ~

Este fin de semana ha sido de mutismo: necesito recuperar mi laringe para las clases de mañana. Encerrado en casa, me he puesto a tocar Lo voy a derribar, como tantos otros días. Recuerdo lo que me costó al principio, hace dos años: rebajando la velocidad de la canción todo lo posible para sacar cada una de las notas y luego, repitiendo, durante horas y horas, días y días, muy, muy despacio una y otra vez, hasta que el pulgar se acostumbró al bajo constante. Y todo sobre una guitarra eléctrica sin amplificador, porque estaba a 5000 km de casa y era lo único que tenía.

Sólo he sacado perfecta la introducción. Luego hay cosas que hago a mi manera y, además, hay fallos en la grabación, tanto del software como del intérprete. Pero espero que conserve la algo de la belleza de las notas originales que llena el silencio de este fin de semana. En mi casa.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
7:11 p. m. | Comentarios (2)