Escritos sobre música





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Doblando años

~ domingo, noviembre 12, 2023 ~

Crónica del concierto de Quique González en la sala Acapulco de Gijón el 21/Oct/2023

Quique González cumple 50 el año que celebra 25 de la publicación de su primer disco: ha doblado los años y ha sacado muchos discos por el camino. Los que somos, como él, del 73, y le seguimos desde aquel primigenio "Personal", también hemos compartido media vida con sus canciones y sus conciertos. Y no hay mejor forma de celebrarlo con uno más, pero muy especial, porque Quique ha decidido que en esta gira los conciertos van a tener dos partes: en la primera, va a interpretar un disco entero, con el mismo orden de canciones con el que se publicó; luego ya hará otros clásicos.

Nosotros no lo sabíamos cuando nos situamos en primera fila de la sala Acapulco, a menos de dos metros de su micro, pero pudimos verlo en el repertorio que al poco pegaron en el suelo: ¡esas canciones eran las de "Salitre 48" de principio a fin! Me parece que no necesito decir mucho para expresar lo importante que es ese disco para mí después de haber colgado un vídeo tocándolo entero del tirón...


El lugar privilegiado también me permitió por primera vez estudiar con detalle los pedales que lleva Quique. Entiendo que hay tres canales: uno para la eléctrica y dos para las acústicas. Cada canal tiene su afinador Boss. En el de la eléctrica hay uno verde que podría ser una distorsión Tube Screamer Ibanez TS9DX y otro que no logré identificar. Los de las acústicas parecían las dos combinaciones iguales.

La sala ya estaba llena cuando la banda salió bajo los compases de la intro de "Carnaval". Toni Brunet empezó con el inolvidable punteo de "Salitre" en una guitarra de cuerpo hueco e hicieron una versión tranquila, con Raúl Bernal en el acordeón, Jacob Reguilón en el contrabajo y Edu Olmedo en la batería. Vaya forma de empezar un disco y vaya forma de empezar un concierto...


Y, para continuar, esa pequeña joya costumbrista que es "Día de feria".


Quique avisó de que iban a hacer "Salitre 48" completo y luego se iban a tomar un descanso de 5 minutos. Siguiendo con el guión, interpretaron el que fue el primer single "La ciudad del viento", recordando que la música estaba hecha por Paco Bastante. Toni se pasó a la Danelectro de doce cuerdas.


Y para la siguiente, otra de mis favoritas, "Crece la hierba", Quique cogió por primera vez una preciosa Rickenbaker. Curiosamente, no tocó la canción con los acordes que suele hacer en Mi, sino que puso una cejilla en el cuarto traste y tocó con formas de Do.


Este disco es tan increíble que la siguiente canción es otra maravilla: "Rompeolas". Sirvió para que se luciese Raúl en el Hammond.


Y luego llegó la caña: "39 grados", una canción en la que he pensado mucho este verano en Madrid, y gritamos como locos cuando en medio del poema de Bukowski dice eso de "un caballo que corre como si el diablo le estuviera retorciendo la cola sobre la hierba azul y el griterío..." y se pone la mano detrás de la oreja, y lo repite para que gritemos más...



Al presentar "Carnaval", dijo algo así como "Esta es una canción sobre amantes solitarios que hemos tocado muy poco", y es verdad: yo creo que es la primera vez que la escuchaba en directo. Y el caso es que esa canción que nunca ha tenido protagonismo es un tesoro que muchos querrían haber escrito, otro destello de costumbrismo que captura toda una relación y una forma de sentirse "entre las notas que descansan después de haber parado la música". Fue otra ocasión para que Raúl se luciese a los teclados.


Si "Carnaval" es una canción no habitual, la siguiente todavía es más rara: "Perdone agente", una canción casi humorística y juvenil, que nunca ha aspirado a grandes cosas, pero a veces no hay que tomarse la vida tan en serio y está bien bailar un rato. Y eso fue lo que hizo Quique: se quitó la chaqueta, dejó la guitarra de lado (a cambio, Raúl cogió una eléctrica) y la interpretó con la fuerza de alguien más joven. Mención especial merece el bajo que se marcó Jacob. Conclusión: no me importaría escucharla en directo más veces. Por cierto, que por primera vez caí en la cuenta de que la historia está emparejada con el mítico "No, señor" de Los Deltonos.

Y tras el desmadre, la calma: "Bajo la lluvia", otra pequeña preciosidad. Toni usó una española, la quinta guitarra de la noche.


Luego llegó el turno para "Ayer quemé mi casa", otra canción menor, no sé bien por qué, quizás porque está en un disco con tantas canciones enormes, quizás porque es bastante acústica... El caso es que tiene una letra perfecta y un gran estribillo, y otra vez logra capturar sentimientos universales a partir de anécdotas. A mí me hizo pensar en que cuando Quique publicó "Salitre 48" yo acaba de comprar mi primera casa y que dos días después de este concierto iba a comprar otra a cientos de kilómetros de distancia, con alguien a quien entonces no conocía pero que le seguía con un fervor tan grande como el mío... Y gracias a la música de Quique y a las crónicas de los conciertos coincidimos, y por eso yo, en cierto modo, quemé mi casa y no dejé que nadie me detuviera...


Se me acaban los calificativos y los sustantivos para describir las canciones de "Salitre 48", pero es que la siguiente es otra gema: "De haberlo sabido" (vídeo). Quique recordó que la había escrito para que la cantase una mujer que al final no lo hizo, pero que tuvo la suerte de que la cantaran Rebeca Jiménez y Carolina de Juan. Curiosamente, la tocó sin cejilla, como suelo hacer yo muchas veces, por pereza de no buscarla, cuando juego con la guitarra y acabo cayendo en esos preciosos arpegios que Carlos Raya añadió a la canción. Por cierto, en un momento dado, Quique se acordó de él. Yo sigo pensando que el trabajo de guitarras en los dos primeros discos de Quique es de lo mejor que se ha hecho nunca.

Para este tema, Jacob tocó el contrabajo con arco. Es también curioso ver cómo Jacob ha evolucionado con los años, afirmándose en su personalidad y, al mismo tiempo, agrandando sus recursos.


Con "Jukebox" volvió otra vez la caña. Quique y Raúl cogieron las eléctricas y Toni tiró de wha-wha con la Telecaster. Para mí, es de la mejores canciones de ritmo rápido de Quique, con una letra excelente: lo de "con la violencia densa de un poema de Bukowski en la encimera" siempre me ha parecido un acierto felicísimo.



Después, otra canción que parece que quedó muy lejana pero que a mí siempre me ha gustado, y que refleja muy bien el imaginario del primer Quique: las avenidas, la policía, las peluqueras y las camareras, y ese mirar al pasado ("Volveré a los sitios donde nunca estado") como si fuese alguien mucho más viejo de lo que era -de lo que éramos- entonces... Y esos versos que no desentonarían en un poemario ("Con la mirada perdida entre las dos esquinas / de tu pelo largo, / la madruga dormida en la comisaría / de tus ojos claros"), ese original puente y ese cambio armónico en el solo. Perfecta.


Otra letra espectacular, con algo hipnótico, circular, es "Tarde de perros", el homenaje a la noche en la que murió Enrique Urquijo. Volvieron las tres guitarras, aunque esta vez Quique llevaba una acústica en vez de una eléctrica. Recuerdo que en su momento discutimos en el foro donde nos juntábamos los seguidores antes de que hubiese redes sociales si el Mi era mayor o menor, porque la tonalidad no está clara. Miles de años después de aquello, pude comprobar que Quique lo hace menor.


Luego, otra canción de escapada, viajes y amigos, con descripciones costumbristas y evocadoras: "Todo lo demás". Yo pensaba en todos los veranos en los que nosotros la escuchamos en el coche y, en especial, uno conduciendo de Memphis a Dallas después de haber pasado por Nashville y antes de ir a Nueva Orleans, compartiendo sueños y creando recuerdos, como estaba siendo esa misma noche...


La última canción del segmento dedicado a "Salitre 48" fue otra de esas supuestamente menores: "Permiso para aterrizar". Lo es nada más que en la duración: a mí me gusta tanto que ya hace 17 años le dediqué dos vídeos, uno con los acordes y otro con el solo, cuando ni siquiera tenía una guitarra eléctrica. Pero veo ahora esa guitarra acústica y se la debo también a Quique: me la regalaron dos amigos cuando se rompió la única que tenía, una española, para que siguiese sacando sus canciones... Y ese solo, que no logré tocar bien ni cuando por fin tuve una eléctrica, es uno de mis solos favoritos de la historia de la música.


Después llegó el descanso anunciado y yo aproveché para sacar una foto de los instrumentos descansando:


A la vuelta fueron interpretando otras canciones más recientes: de hecho, no sonó ninguna de "Personal", ni siquiera "Y los conserjes de noche". Yo sé que Quique no se siente tan orgulloso de ese disco como de "Salitre 48", pero para mí, aunque tenga algunas canciones que no han envejecido bien, tiene un buen puñado que podría rescatar más a menudo. Por cierto, que hubo gente durante el set de "Salitre 48" que pidió a gritos varias veces "Se nos iba la vida". A mí también me encantaría escucharla, pero me pareció una falta de respeto la insistencia cuando estaba claro que no era el momento.

Entre las que sonaron en el segundo set, alguna que no suele hacer, como "Trucos fáciles para los días duros". Del mismo disco sonó también la que le da título, "Avería y redención".

En "Se estrechan en el corazón", la gente cantó la melodía como se ve en este vídeo, pero lo que no se ve es que cuando acabaron de tocarla, la gente siguió cantándola.

Hubo un momento inesperado: hicieron "Charo"... sin cantante femenina. Toni Brunet hizo esa parte y, la verdad, lo hizo muy bien, como se ve en este vídeo.

De "Me mata si me necesitas" también sonó "Orquídeas": parece que para la segunda parte escogió entre las canciones más movidas de su repertorio.

Otro gran momento de la noche fue cuando salió Alberto García a hacer "Palomas en la Quinta". Sé que el asturiano es fan desde que era muy joven: mi hermana le vio hacer versiones de Quique en Libardón hace mucho, mucho tiempo... Me alegro de que le esté yendo bien con su proyecto y que pueda cumplir sueños como este.


Tocaron también una canción del disco que todavía tardaría un par de semanas en salir, "Copas de yate", la versión de "A la media luna" de Juan Perro. Es curioso, porque no parece que el universo sonoro de Santiago Auserón esté muy cerca del de Quique, en especial en esa etapa en la que el de Zaragoza se centró en la música caribeña. Pero ahora vuelvo a escuchar la canción y, a pesar de estar con aquella banda que solía hacer música cubana, con los maravillosos Javier Colina en el contrabajo y Pancho Amat en el tres, es verdad que es una canción roquera. Por otra parte, Quique ya mostró su admiración por el repertorio del ex-Radio Futura cuando hace años versioneó "El ruido de fondo", la canción que los hermanos Auserón escribieron para Miguel Ríos. Yo, como fan de ambos, no me puedo quejar.

"A la media luna" es otra ocasión para que Jacob juegue por el mástil, como lo es "Puede que me mueva". Aprovecho para comentar que utilizó, además del contrabajo, dos bajos eléctricos, uno Fender (creo que un Jazz Bass) y otro que no logro identificar:


Su amplificador Ampeg sonó de lujo: gordo y definido.

Acabaron, como suele ser habitual, con "Vidas cruzadas". Al final, se les veía tan felices como al público:



Quique había avisado de que iba a firmar discos tras el concierto, así que decidimos quedarnos, para poder darle las gracias en persona por tantas cosas... A fin de cuentas, sus canciones llevan acompañándonos literalmente la mitad de su vida... y de la nuestra.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
12:26 a. m. | Comentarios (0)

Alfredo González se despide del Libertad 8

~ domingo, octubre 29, 2023 ~

Crónica de los conciertos de Alfredo González el 27 y 28 de octubre de 2023 en Libertad 8

Nos lo anunció en un concierto en La Salvaje a principios de año: Alfredo González iba a dejar de existir. No la persona, sino el artista que se presentaba con ese nombre y con un repertorio acumulado de 20 años. Un repertorio que algunos amamos y que ha sido importante en nuestras vidas. Un repertorio que, por desgracia, no ha cosechado gran éxito comercial. Tal vez porque el mundo es injusto, tal vez, simplemente, porque el mundo es así y lo que a unos nos gusta mucho, a otros les produce indiferencia o incluso rechazo. Yo no sé valorarlo y no me creo en posesión de la verdad. Lo único que puedo afirmar con cierta seguridad es que a mí algunas de esas canciones me han ayudado a vivir.

Decidimos ir a los dos conciertos de despedida del Libertad 8: ya habíamos probado hace poco la experiencia de ir a un concierto de un artista por la noche y repetir en la sesión vermú del día siguiente, con Fabián acompañado precisamente de Alfredo, y la conclusión era clara: si algo te gusta, aprovéchalo mientras puedas, aunque no sea lo que hace normalmente la gente. A lo mejor, tú no eres normal. Yo, muy probablemente, no lo soy.

Así que fuimos al concierto del viernes, acompañados de dos amigas y también tuvimos la oportunidad de tener una excusa para verlas, que es algo que también hay que valorar. Y nos encontramos con una primera parte en la que Alfredo fue recorriendo cronológicamente su historia musical. Desde la distancia de más de 20 años, juzgó inocentes y pretenciosos los inicios. Sin embargo, yo no creo que la pretenciosidad siempre esté mal: puede que sea un pecado de juventud, pero es también el reflejo de una pasión que es muy difícil de mantener cuando tienes medio siglo de vida acumulado. Y cuando hay talento y buen gusto detrás, a pesar de la pretenciosidad, pueden surgir cosas de valor.

Foto de Alfredo González en el Libertad 8 el 28/10/2023

Del primer disco sólo rescató "Perdido en tu equipaje", una joya. Y da igual que sólo llevase diez conciertos cuando escribió "No te puedo regalar el corazón / lo perdí en un escenario la otra noche", porque luego dice "Nada tengo para darte de valor, / que las ganas de vivir las inventé": y ahí hay verdad y belleza. Y algo con lo que algunos podemos identificarnos.

Es verdad que hacer un tango siendo un chaval de Turón, como hizo Alfredo en "Con vestido y sin amor", es difícil que acabe bien, y es verdad que suena un poco a pastiche, pero es gracioso y es algo con lo que podemos conectar los que por esa época también escuchábamos los tangos compuestos casi 100 años antes en otro continente y quedábamos prendados de ellos.

El disco tiene algunos otros tesoros: la preciosa "El tacto de tus labios" o "La povisa", una canción en asturiano que luego recuperó en "La nada y tú".

Luego hizo "La escalera", una canción que publicó en su último largo, "Afluentes", pero que compuso mucho antes, después de haberse ido a probar suerte a Madrid durante dos meses y llevarse un libro de regalo (de Paulo Coelho) de una amiga con una dedicatoria que dio lugar a la canción: "Esta casa es más casa y menos hogar".

De "Dudas y precipicios" tocó "A borbotones", esa canción con la que dijo que había aceptado que era una persona que sentía la vida de una forma especialmente intensa. Quizás porque yo también me siento así, muchos días me descubro con su melodía en la cabeza. Y el Libertad 8 le acompañó cantándola y yo pensé que no es difícil imaginar a todo un estadio cantándola...

También tocó "El último taxi" porque dijo que tenía que cantarla, pero que ya no se sentía identificado con aquel que pagaba taxis con billetes enrollados y criticaba a los adictos al Lorazepam.

Para mí, "Dudas y precipicios" es muy especial: me lleva al invierno de 2009-2010, cuando caminaba de la universidad a la casa de New Jersey donde me alojaba, con temperaturas bajo cero, sintiéndome lejísimos de donde me gustaría estar, y ponía en el iPod el disco casi todos los días, refugiándome en esas canciones como en un hogar.

Luego interpretó "La nada y tú", hablando de las alegrías que le había dado la canción, los premios en forma de escultura y no en metálico, las listas de mejores cantares en asturiano y los últimos puestos en un festival internacional. Anécdotas para una canción que se enfrenta a la muerte y al nihilismo de cara y que refleja cómo Alfredo es capaz de acertar poniendo música a letras de otros, como ha hecho muchas otras veces.

Luego pasó a "Dobleces" e hizo "Todos llevan disfraz", contando que es una canción que les gusta mucho a los niños y que él mismo no sabe de qué habla. Yo me quedé con ganas de decirle que a mí me gusta mucho y que una vez le regalé "Dobleces" a una amiga que es más de escuchar Radio Olé y me dijo que había llorado escuchando la canción. A mí no me gustan los temas que no se sabe de qué hablan, pero hay canciones que aunque no estén claras sí tienen un enganche para darles un sentido. No sé exactamente cuál sería el que le llegó a mi amiga, pero quizás sea el mismo que me llegue a mí: una descripción de la sensación de aislamiento, de la distancia que siempre nos separa de los demás, protegidos cada uno con nuestro disfraz. Y que eso me recuerda a unos versos de Pessoa, al que citó más tarde, unos versos que compartí con Cristina en uno de nuestros primeros intercambios de mensajes de correo:

Hice conmigo lo que no sabía hacer.
Y no hice lo que podía.
El disfraz que me puse no era el mío.
Creyeron que yo era el que no era, no los desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
la tenía pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi en el espejo,
estaba desfigurado.
Estaba borracho, no podía entrar en mi disfraz.

Tampoco le conté a Alfredo que, para otro cumpleaños, me aprendí la canción al piano, la grabé y se la regalé a mi amiga: no sé lo que ella entendería, pero yo intentaba recordarle que no estaba tan sola.

Otra de "Dobleces" que interpretó fue "Desordenados", contando cómo nació la canción en un viaje a Colombia con Pablo Moro. Es otra preciosidad y a mí nunca se me olvidará cuando la hizo en el teatro de La Laboral, como telonero de Quique González: veo muchos conciertos todos los años y de muchos no me acuerdo --de hecho, tendría que acudir a estas crónicas que hago para recordar los detalles de aquel concierto de Quique--, pero ese momento del concierto de Alfredo está en mi memoria sin necesidad de apuntes.

Hizo también "Dos agujas" y, del disco en asturiano, "Ódiote", recordando a Pablo Texón. Aunque es una canción con cierta belleza oscura, el rencor no es un camino por el que a mí me guste adentrarme.

Pasó a contar que "La paciencia de faquir" fue un disco del que le quedaron muchas copias y tocó la más conocida del álbum, "Colisión de trailers". Momentos de intensidad y palmas.

Luego volvió a otra de esas canciones reflexivas que tan bien sabe hacer, a base de letras interesantes y melodías que tienen algo personal: "Afluentes". Creo que esa personalidad en las melodías y el hecho de usar el piano le destaca entre mis preferencias de la generación de cantautores que surgió tras el (relativo) éxito de Quique González.

Interpretó también la bellísima "El pozo" y ahí fue donde citó a Pessoa en el "Libro del Desasosiego" con estos versos:

Nunca nos realizamos.

Somos dos abismos —un pozo mirando fijamente al cielo.

Creo que fue después cuando presentó la canción que hizo para la película "El verano que vivimos", contando que al final eligieron otra que hizo Alejandro Sanz. Se subió para acompañarlo al violín Manu Clavijo y lo hizo muy bonito.

Y acabó el recorrido cronológico con "Corredera", la canción que grabó con Ismael Serrano, con todo el Libertad 8 cantándola.

Empezó entonces otra parte del concierto donde aceptó peticiones y sonaron "Cicatrices de prestado" (también muy coreada), "Wikileaks", la divertida "Felina Bipolar",  "Golfo" (explicó que aunque se la pedían mucho porque parecía divertida, es una historia muy triste) y la reciente "La insistencia". También hizo dos de las que más me emocionan: "Retruque" y "Dudas y precipicios". Acabó con "Hasta las manos", nuevamente acompañado de todo el local.

Pero, ya lo dije, nosotros no nos íbamos a quedar sin otra oportunidad y fuimos a la sesión vermú del día siguiente. El público era mucho más familiar, en todos los sentidos (había niños y estaba la familia de Alfredo) pero el repertorio fue bastante similar. En el apartado cronológico, añadió "La última revolución", a pesar de que dijo que Silvia le había dicho que no la cantase. En la otra sección, hubo bastantes menos canciones que el día anterior, pero no faltaron "Golfo" y "Retruque" o, como la llamó alguien al pedirla: "La de los vinilos rayados". Volvió a acabar con "Hasta las manos".

Foto de Alfredo González en el Libertad 8 el 29/10/2023

Con el resumen del párrafo anterior, parece que el concierto del sábado añadió poco al del viernes, pero no fue así: hubo un extra de intensidad y él se emocionó en algunos momentos (recuerdo especial para la mención a su madre en "Corredera"), y yo, que cada vez estoy más sensible, tampoco pude contener el nudo en la garganta más de una vez... Mereció la pena, literalmente.

Dos conciertos seguidos, y luego fuimos a ver a Fabián, donde volvieron a hacer maravillas, primero Fabián en solitario, presentando muchas canciones nuevas, y luego los dos juntos. Tocaron otra vez "Todos llevan disfraz", que Alfredo paró para dedicárnosla por haberla escuchado tres veces en un día, sin saber lo que esa canción significa para mí...). 

Foto de Fabián en el Libertad 8 el 29/10/2023

Y a pesar de haber tenido la sensación de haberme pasado el fin de semana en el Libertad 8, yo quedé con ganas de más: no me atreví a pedirle a Alfredo "Según los días", "La vida que esperé" o "Escrito en servilletas", esa canción en la que pensamos Cristina y yo cada vez que paramos en Villalpando... Espero que algún día la persona Alfredo González decida volver a ser el artista Alfredo González y recupere este repertorio: algunos disfrutamos esas canciones como un tesoro.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
5:58 p. m. | Comentarios (2)

Sonorama 2023. Día 4

~ domingo, agosto 27, 2023 ~

El sábado empezamos distinto a otros días: fuimos a un concierto de mañana, el de Jero Romero en el Centro Cultural Caja Burgos. Llegamos y ya había cola: muchos fans. Luego vimos entre el público a Iván Ferreiro y Miren Iza. Antes del concierto, Javier Asenjo dedicó unas palabras de admiración a Jero. Dio un concierto con temas de toda su carrera, acompañado por una buena banda.

Jero Romero en el Sonorama 2023

Dimos una vuelta por el pueblo, pero en las plazas en las que había conciertos no se cabía, así que decidimos ir a comer fuera de la ciudad y a descansar para prepararnos para la tarde/noche.

El primer concierto de la tarde fue Bely Basarte. No había todavía mucha gente, pero había fans muy entregados. No me convenció demasiado que llevaba muchas bases grabadas. Como suele ocurrir, de lo primero que prescinden es del bajo. Por otra parte, me llama la atención que esta gente joven hagan canciones con arreglos tan pop, a veces cercanos al easy-listening o al jazz smooth.

Bely Basarte en el Sonorama 2023

Tras una parada rápida para cenar, pronto porque nos interesaban muchos artistas posteriores, vimos desde lejos a Alizzz. Yo me esperaba a algo más "regatonero", pero era también muy pop, con toques de jazz o de música de baile. La banda era espectacular y sonaba de lujo. Me sorprendió que en casi todas las canciones las estrofas tuvieran la letra repetida. Me pareció un poco dejadez.

Alizz en Sonorama 2023

Luego venía el único artista anglosajón del cartel: Wilco. Ha sido uno de los grupos más importantes de las últimas décadas, referente para muchas bandas, pero la verdad es que yo nunca me he enganchado a su música y este concierto no lo cambió. Igual en parte es porque, aunque estábamos en cuarta fila, teníamos al lado a unas señoras hablando en círculo, pasando totalmente del concierto y molestando... Y, encima, hablaban de educación. En fin... Wilco me pareció que lo hacían bien. Me llamó la atención el guitarrista y la voz de Jezz Tweedy, pero, ya digo, no me llegan ni mucho menos me fascinan.

Wilco en el Sonorama 2023

Después fue el turno para Iván Ferreiro. Lo vimos desde lejos y ladeados, así que no sé si el mal sonido fue por nuestra posición. El sonido de la guitarra del guitarrista solista era chillón y en el resto vi bastante jaleo. Lo disfruté menos que otros conciertos suyos anteriores. Salió Javier Asenjo para que le cantasen el cumpleaños feliz y se abrazó a Iván.

Iván Ferreiro en el Sonorama 2023

Luego llegaría el plato fuerte de la noche: Amaral celebrando 25 años de carrera. Lo vimos un poco lejos, pero pudimos disfrutar de la lista de temazos que sonaron, algunos no muy habituales de sus conciertos, como ese "No sé qué hacer con mi vida" que siempre me recuerda a cuando compré mi primera casa sin tener mucha idea de si estaba haciendo lo correcto. Eva también explicó antes de tocar "Siento que te extraño" que es una canción que le cuesta interpretar y no suele hacerlo, pero que se la habían pedido mucho. También habló en contra de la violencia machista antes de "Salir corriendo". Sonaban de lujo y la gente lo estaba disfrutando mucho. Yo sentí el subidón y también las emociones que encojen el corazón. Incluso en la zona no muy cercana donde estábamos nosotros había gente cantando todas las canciones.

Empezaron los bises con "Marta, Sebas, Guille y los demás", cambiando la letra para hacer un guiño a Carolina Durante, que la habían versionado hace poco. Luego llegó el momento del que más se habló durante toda la semana posterior: Eva hizo un pequeño discurso recordando a otras artistas que habían sufrido censura recientemente, como Rocío, Zahara, Miren... y se quitó la parte de arriba del corpiño antes de lanzarse a una versión rabiosa de "Revolución". Fue muy emocionante y se notaba que a ella le costó en un primer momento, pero tiene muy claro lo que quiere decir y es una valiente que supera el miedo.

Acabaron con una canción nueva, que será para el próximo disco, "Ahí estás". En la primera escucha no me llamó mucho la atención, pero es difícil después de haber escuchado tantos temas enormes conocidos. Fue un concierto histórico, perfecto en lo musical, lo emocional y lo político.

Amaral en el Sonorama 2023

Luego, tras un pequeño avituallamiento, fuimos a ver a La Costa Brava. Ya estaban empezados, pero vimos casi toda la actuación. Resulta sorprendente cómo músicos que llevan toda la vida en esto suenan tan amateurs. En cualquier caso, tenían su público y sus canciones a mí siempre me sacan una sonrisa. Al final, intentaron interpretar "Treinta y tres", pero les cortaron el sonido, imagino que porque ya se habían pasado de hora.

Y ya era una hora muy avanzada para nosotros, después de haber disfrutado de siete conciertos en el día, así que nos fuimos al hotel a descansar.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
11:46 p. m. | Comentarios (0)

Sonorama 2023. Día 3

~ sábado, agosto 26, 2023 ~

Empezamos el tercer día del Sonorama Ribera 2023 viendo a Morgan en primera fila. Nunca olvidaré el concierto que les vimos dar en ese mismo escenario hace unos años con lluvia y frío. El de esta vez fue mucho más cómodo, y la música fue igual de buena. Empezaron con una canción de larga introducción, creo que "River", que me recordaba al "Brother in Arms" de Dire Straits: Paco López tiene algo de esa forma de arrastrar las notas que tiene Mark Knofler. Luego hicieron canciones más animadas, como "Thank You". En algunas, Nina se atrevió a ponerse en el centro del escenario, sin parapetarse tras el piano. David "Chuches" hizo algunos solos maravillosos. Creo que es la primera vez que les veo con el nuevo bajista y también con un músico extra con percusiones, teclado y guitarra, según la canción. Me gustó especialmente "Sargento de Hierro": me gustaría que hiciesen más letras en castellano.

Morgan en el Sonorama 2023

A continuación vimos a Ginebras desde lejos, porque queríamos coger sitio para el siguiente concierto. El suyo estaba a tope y el público lo pasó muy bien con su desparpajo, aunque yo me quedo con un momento en el que la cantante se sentó al piano y se la vio llorar de la emoción.

Ginebras en el Sonorama 2023

El siguiente concierto era el de Jorge Drexler. Era uno de los platos fuertes del festival, porque no es habitual ver al uruguayo tocando en este tipo de recintos. Adaptó su espectáculo a la situación y fue algo impresionante: recuerdo estar viéndolo y pensando qué distinta era la forma de disfrutar de la música que estaba sintiendo con respecto a El Drogas el día anterior. Con Drexler, disfruto de las reflexiones que hay en sus canciones, de su intentar ir por caminos no antes transitados por otros, pero sin dejar de lado la tradición. Empezó con "El plan maestro", la canción en la que metió "Mesoproterozoico" como un reto. Pero la que más me emocionó fue "Bolivia", ese homenaje a la gente que acoge refugiados. También me gustó, pero por razones distintas, "Algoritmo": una canción tan cerebral, hablando de temas que son poco tratados en el rock, e interpretada de manera muy divertida, con Drexler y el guitarrista poniéndose de rodillas ante el Algoritmo...

Otra de las cosas que me emociona de ver a Drexler es que se rodea de músicos excepcionales, empezando por Borja Barrueta, el único batería que hizo llorar. Cada uno tuvo su momento de lucimiento y fueron cambiando de posición y hasta de instrumento. En resumen, que la emoción en Drexler surge también de asistir a una demostración de lo que los humanos pueden alcanzar.

Jorge Drexler en el Sonorama 2023

Los siguientes fueron Viva Suecia. Los vimos muy ladeados porque estaba lleno. Hicieron un concierto de éxitos. Para uno de ellos, contaron con la colaboración de Ginebras.

Viva Suecia en el Sonorama 2023

Luego Javier Asenjo presentó uno de los momentos históricos del festival: la despedida de Second. Fue un concierto muy emotivo.

Second en el Sonorama 2023


Después, descansamos un poco y volvimos a meternos en el meollo para ver a otro clásico del festival: Sidonie. Hicieron un concierto muy divertido, con todo el mundo bailando y coreando sus canciones. Tuvieron además la colaboración de Ladilla Rusa en "No salgo más" y de una charanga de Aranda en "Carreteras infinitas".

Sidonie con Ladilla Rusa en el Sonorama 2023

Con eso, nos fuimos al hotel (por cierto, donde se alojaban los de Second), después de un día de ver muchos artistas increíbles uno detrás de otro: ¡vaya cartel!

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
10:28 p. m. | Comentarios (0)

Sonorama 2023. Día 2

~ domingo, agosto 13, 2023 ~

Con lo lejos que está el aparcamiento, llegamos un poco tarde al concierto de Las Odio y escuchamos desde la cola "Indie español". Pero me dio tiempo a ver unas cuantas canciones y disfrutar de un concierto divertido. Me gustó especialmente el sonido del bajo, muy bien definido. Acabaron con una versión del "Me gusta ser una zorra" de las Vulpes, aunque cambiaron lo de Lou Reed por una referencia a Abascal.

Luego fuimos a ver a El Drogas. Yo iba por nostalgia, por si tocaba alguna de las canciones que en mi adolescencia había escuchado tanto. No me esperaba lo que pasó. Tras una divertida introducción grabada, empezó a sonar el jaleo con risotadas que automáticamente identifiqué como el comienzo de "La silla eléctrica". Algo que llevaba 30 años dormido dentro de mí despertó, empecé a hacer headbanging como cuando tenía pelo en la cabeza y a cantar de memoria la letra que no había escuchado en décadas. Grabé un poco en vídeo para compartirlo con una amigo, creyendo que era de lo poco de Barricada que iba a sonar... Qué equivocado estaba: resulta que era un homenaje a la banda por su 40 aniversario y fueron todas suyas. Hubo momentos en los que no me salía la voz de la emoción. Agradecí llevar gafas de sol, porque lloré literalmente. No sé por qué: tal vez por la juventud perdida y todo eso que no va a volver, por todas aquellas noches solo en mi habitación escuchando "Arrastrando el cuerpo por la calle, como una cadena de presidiario", por los momentos de aburrimiento en el instituto escribiendo "Okupa", por mi primer concierto como adolescente, con mis primos, viendo a Barricada en la plaza de toros de Gijón...

Y las canciones siguen siendo igual de enormes entonces que ahora. La política convertida en himno, en música. Las letras encajando perfectamente con la melodía. La agresividad de la juventud con cierta ambigüedad: ya entonces pensaba en qué lugar en concreto se posicionaba "No hay tregua": "Nunca tendrán las armas la razón, / pero cuando se aprende a luchar por algo / también se aprende a defenderlo".

Y era muy curioso ver a mi alrededor a señores como yo y señoras, junto con algunos jóvenes, coreando esas canciones.

La banda, batería, bajo y sólo una guitarra, lo hicieron muy bien y sonó de lujo. Hubo algunas canciones, las más rock'n'roll, que no me convencieron del todo, y los arreglos de "A toda velocidad" también me chocaron, pero son detalles.

Voy a decenas de conciertos al año, y los disfruto de muchas formas, pero hacía muchísimo tiempo que no me sentía tan embargado de emociones...
El drogas en el Sonorama

Después nos fuimos a ver a Xoel López. Fue desde lejos. Estuvo bien, más centrado en los últimos discos. Me sorprendió que no hiciese "Que no", uno de los himnos oficiosos del Sonorama.
Xoel López en el Sonorama 2023

Luego nos fuimos a cenar. Lo que critiqué de la falta de mesas del día anterior, estaba arreglado: por lo que he leído en redes, no consideran el primer día como un día normal del festival, sino como una fiesta de bienvenida, y por eso no está todo montado.

Lo siguiente era Lori Meyers y tuvimos que verlos desde un lateral. De hecho, estábamos al lado del intérprete de signos: fue uno de los conciertos "adaptados", lo que incluía además subtítulos en las pantallas. Eso me dio por pensar que es otro magnífico ejemplo de como la accesibilidad nos ayuda a todos: las letras también nos ayudan a los que no tenemos problemas para oír pero sí para recordar las letras. Dieron un gran concierto, con sus himnos y con su público, porque son uno de los grupos referentes del Sonorama.

Lori Meyers en el Sonorama 2023

Sin descanso (es increíble cómo acaba un grupo en un escenario y casi mientras están acabando de saludar empieza el siguiente en el de al lado), comenzaron Miss Caffeina, que vimos desde más cerca. Llevan un espectáculo inspirado en la estética tecnológica japonesa, con las imágenes de la pantalla (me hizo gracia un momento en el que salía código en un lenguaje de programación inventado, pero con sentido) y el vestuario. Sus canciones estaban arregladas tirando hacia la electrónica de baile y eso fue lo que hicimos, bailar y disfrutar. Eso sí, vuelvo a criticar el exceso de grabaciones que llevan y que es algo cada vez más habitual en los conciertos "en directo".

Miss Cafeína en el Sonorama 2023

Otro cambio al escenario de al lado para ver una vez más a León Benavente, que hicieron un gran concierto, en su línea, aunque me dio la sensación de que en algún momento Abraham tenía más rabia de la habitual.

Ahí acabó la noche para nosotros: destrozados de tanto cantar y bailar, nos arrastramos de vuelta hasta el coche.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
2:21 p. m. | Comentarios (0)

Sonorama 2023. Día 1

~ jueves, agosto 10, 2023 ~

Un nuevo Sonorama Ribera, nuestro quinto. Como para no venir: parece que hacen el cartel seleccionando entre nuestros gustos...

El primer día no era muy fuerte, pero había cosas interesantes. No llegamos a primera hora, como otros años, así que ya estaba abierto. Tuvimos que esperar un poco de cola para recoger las pulseras, que este año se recogían directamente en el recinto principal. Está bastante similar al año pasado, pero el miércoles no estaba abierta la zona de los dos escenarios principales. Quizás por eso, aunque escuchamos a Javier Asenjo decir que habían reducido aforo, dio la sensación de agobio: en la zona de los escenarios había mucha gente. En la zona de comidas sí que no había colas, pero nos encontramos con una desagradable sorpresa: no había mesas. A mí me parece un fallo garrafal. Precisamente el año pasado mi mayor queja fue que no había más sitio para sentarse en general, no ya para comer, pero esto de tener que hacer equilibrios para comerte una hamburguesa de 12 euros...

Centrándonos en la música, la primera banda que vimos fue 30s40s50s, el extraño grupo que han montado Bely Basarte, David Otero y Tato Latorre. El sonido estaba basado en guitarras distorsionadas, entre el punk pop y el heavy. En la mayor parte de las canciones no había bajo, siendo suplido por un sonido de guitarra cargado de graves que llevaban a una bola y a falta de punch, incluso cuando había bajo. En general, no me gustó el sonido: además de lo dicho, entendía poco la voz y el teclado ni se notaba. Hicieron canciones suyas y una versión de "Zapatillas" de El Canto del Loco. Todavía no había mucha gente, pero los había con ganas de fiesta y se montaron hasta pequeños pogos. También se notó que los componentes del grupo lo estaban pasando muy bien.

30s40s50s en el Sonorama Ribera 2023

Lo siguiente fue Delafé y las Flores azules. Hace unos años vimos a Delafé solo. Esta vez volvía a reunirse con las Flores Azules y presentaron su gira 20 aniversario, aunque dijeron que ya estaban en el año 21. Aparte de Helena y Óscar a las voces, llevaban batería, sección de vientos y... No sé cómo definir al otro miembro del grupo: el que manejaba los ordenadores y creo que llevaba también un teclado. Dijeron que la guitarrista faltaba porque pilló Covid. Nuevamente, el sonido  no me convenció: a veces no se entendían las voces. En cualquier caso, también se lo pasaron bien ellos y el público. A mí me hipnotiza esa forma de moverse que tiene Óscar y me gusta que sean un grupo distinto, que se pongan como objetivo crear arte de los buenos sentimientos.

Delafé y las Flores Azules en el Sonorama Ribera 2023
Luego fuimos a cenar mientras tocaba Mr. Kilombo. No lo pudimos oír porque la zona de comidas estaba al lado del escenario DJs/comedia y llegaba una cacofonía mezcla de los dos escenarios.

Después fuimos a ver a Depedro. Salió a darlo todo desde el principio. Aquí el sonido sí fue muy bueno, pudiendo apreciarse todos los instrumentos y la perfección con la que manejan las dinámicas. Me sorprendió que en un festival virado al indie como es el Sonorama, los de Jairo tengan tanta aceptación. Pero es normal, porque lo que montan es una fiesta y había muchas ganas de eso entre el público.

Depedro en el Sonorama Ribera 2023

Los siguientes en el cartel eran Veintiuno. Como habíamos estado adelante en Depedro, estábamos lejos para este otro escenario y, con la gran cantidad de gente que había, era imposible acercarse. Intentamos verlo desde lejos, pero era una experiencia desagradable: la gente estaba de fiesta, prestando cero atención al grupo, y así no había manera de disfrutarlo. Como además estábamos cansados tras más de seis horas de pie, nos fuimos: tenemos ya una edad y hay que reservarse para otro día.


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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
12:43 p. m. | Comentarios (0)