Escritos sobre música


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Sonorama 2023. Día 2

~ domingo, agosto 13, 2023 ~

Con lo lejos que está el aparcamiento, llegamos un poco tarde al concierto de Las Odio y escuchamos desde la cola "Indie español". Pero me dio tiempo a ver unas cuantas canciones y disfrutar de un concierto divertido. Me gustó especialmente el sonido del bajo, muy bien definido. Acabaron con una versión del "Me gusta ser una zorra" de las Vulpes, aunque cambiaron lo de Lou Reed por una referencia a Abascal.

Luego fuimos a ver a El Drogas. Yo iba por nostalgia, por si tocaba alguna de las canciones que en mi adolescencia había escuchado tanto. No me esperaba lo que pasó. Tras una divertida introducción grabada, empezó a sonar el jaleo con risotadas que automáticamente identifiqué como el comienzo de "La silla eléctrica". Algo que llevaba 30 años dormido dentro de mí despertó, empecé a hacer headbanging como cuando tenía pelo en la cabeza y a cantar de memoria la letra que no había escuchado en décadas. Grabé un poco en vídeo para compartirlo con una amigo, creyendo que era de lo poco de Barricada que iba a sonar... Qué equivocado estaba: resulta que era un homenaje a la banda por su 40 aniversario y fueron todas suyas. Hubo momentos en los que no me salía la voz de la emoción. Agradecí llevar gafas de sol, porque lloré literalmente. No sé por qué: tal vez por la juventud perdida y todo eso que no va a volver, por todas aquellas noches solo en mi habitación escuchando "Arrastrando el cuerpo por la calle, como una cadena de presidiario", por los momentos de aburrimiento en el instituto escribiendo "Okupa", por mi primer concierto como adolescente, con mis primos, viendo a Barricada en la plaza de toros de Gijón...

Y las canciones siguen siendo igual de enormes entonces que ahora. La política convertida en himno, en música. Las letras encajando perfectamente con la melodía. La agresividad de la juventud con cierta ambigüedad: ya entonces pensaba en qué lugar en concreto se posicionaba "No hay tregua": "Nunca tendrán las armas la razón, / pero cuando se aprende a luchar por algo / también se aprende a defenderlo".

Y era muy curioso ver a mi alrededor a señores como yo y señoras, junto con algunos jóvenes, coreando esas canciones.

La banda, batería, bajo y sólo una guitarra, lo hicieron muy bien y sonó de lujo. Hubo algunas canciones, las más rock'n'roll, que no me convencieron del todo, y los arreglos de "A toda velocidad" también me chocaron, pero son detalles.

Voy a decenas de conciertos al año, y los disfruto de muchas formas, pero hacía muchísimo tiempo que no me sentía tan embargado de emociones...
El drogas en el Sonorama

Después nos fuimos a ver a Xoel López. Fue desde lejos. Estuvo bien, más centrado en los últimos discos. Me sorprendió que no hiciese "Que no", uno de los himnos oficiosos del Sonorama.
Xoel López en el Sonorama 2023

Luego nos fuimos a cenar. Lo que critiqué de la falta de mesas del día anterior, estaba arreglado: por lo que he leído en redes, no consideran el primer día como un día normal del festival, sino como una fiesta de bienvenida, y por eso no está todo montado.

Lo siguiente era Lori Meyers y tuvimos que verlos desde un lateral. De hecho, estábamos al lado del intérprete de signos: fue uno de los conciertos "adaptados", lo que incluía además subtítulos en las pantallas. Eso me dio por pensar que es otro magnífico ejemplo de como la accesibilidad nos ayuda a todos: las letras también nos ayudan a los que no tenemos problemas para oír pero sí para recordar las letras. Dieron un gran concierto, con sus himnos y con su público, porque son uno de los grupos referentes del Sonorama.

Lori Meyers en el Sonorama 2023

Sin descanso (es increíble cómo acaba un grupo en un escenario y casi mientras están acabando de saludar empieza el siguiente en el de al lado), comenzaron Miss Caffeina, que vimos desde más cerca. Llevan un espectáculo inspirado en la estética tecnológica japonesa, con las imágenes de la pantalla (me hizo gracia un momento en el que salía código en un lenguaje de programación inventado, pero con sentido) y el vestuario. Sus canciones estaban arregladas tirando hacia la electrónica de baile y eso fue lo que hicimos, bailar y disfrutar. Eso sí, vuelvo a criticar el exceso de grabaciones que llevan y que es algo cada vez más habitual en los conciertos "en directo".

Miss Cafeína en el Sonorama 2023

Otro cambio al escenario de al lado para ver una vez más a León Benavente, que hicieron un gran concierto, en su línea, aunque me dio la sensación de que en algún momento Abraham tenía más rabia de la habitual.

Ahí acabó la noche para nosotros: destrozados de tanto cantar y bailar, nos arrastramos de vuelta hasta el coche.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
2:21 p. m.

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