Escritos sobre música


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Rock'n'roll entre plantas

~ lunes, junio 19, 2023 ~

Crónica de los conciertos de Allison Russel y Quique González en el Jardín Botánico Alfonso XIII el 18 de junio de 2023


La programación de las Noches del Botánico es espectacular. Hay nombre de esos que son, sin discusión, parte de la Historia de la música, como Dylan, como Kiko Veneno y Ariel Rot, como Djavan, como Salif Keita, como Omara Portuondo, como Michael Camino y Tomatito, como Rubén Blades, como Fito Páez... Y aún hay otros no tan indiscutibles que también me gustaría ver, porque nunca los he visto, como Natalia Lafourcade y Lila Downs, y porque los he visto y me gustan, como M-Clan, Ilegales, Los Estanques y Annie B. Sweet, Diego el Cigala, Kings of Convenience, Silvia Pérez Cruz, Javier Colina... Me parece algo impresionante que haya tantos nombres que me causan curiosidad. Pero la cartera tiene un límite y algunos precios me parecen directamente escandalosos: ya he pagado una burrada por ver a Dylan una vez y prefiero ver 10 conciertos en una sala pequeña por ese precio y apoyar con mi dinero a gente que lo necesite más.

Así que escogimos ir sólo a tres noches: la de Instituto Mexicano del Sonido y León Benavente, la de Damien Rice y la que reseño en este texto: Allison Russel y Quique González.

La escogimos por el madrileño, por supuesto: yo estaría viviendo a cuatro horas y media en coche y no a 20 minutos andando del Botánico si no fuera por él, porque una inopinada suerte de acontecimientos que partieron de una devoción compartida por su música me ha llevado aquí.

Y como ya escucho poca música nueva, llegué al concierto sin saber nada de Allison Russel. Creía recordar que alguien había comentado algo de que hacía Americana, lo que parecía una combinación perfecta con Quique González. Yo me imaginaba a la típica vaquera de Nashville. Cuál fue mi sorpresa cuando vi aparecer a una mujer negra, acompañada sólo de mujeres, con un aspecto muy poco country.


Y el caso es que la música no encajaba en una categoría concreta. Había una base de música negra, pero luego a veces Allison tocaba el banjo y otras el clarinete. Las músicas me parecieron muy buenas, aunque a veces tenía la sensación de que estaban desaprovechadas, sobre todo la bajista: se veía que era una virtuosa, pero a veces no tocaba en una canción entera que pedía en algunos momentos bajo, o hacía líneas demasiado básicas. Como bajista, sé que es un peligro tocar de más y que lo fundamental es tocar para la canción, no lucirse, pero ya digo que a mí a veces me faltaba algo.

Lo que más me gustó fueron las voces: cuando hacían todas coros, eran impresionantes. Y Allison parecía muy maja, esforzándose en hablar español.

Se me pasó rápido el concierto y lo pasé bien. Por cierto, primera vez que veo a un lado del escenario un gran cronómetro marcando cuántos minutos de actuación les quedaban. Entiendo que está muy bien para mantener la puntualidad que agradezco en este tipo de eventos, pero creo que a mí me estresaría mucho.

También me pasó muy rápido el intermedio: casi no me dio tiempo a ir a por un bocadillo -también pagado a precio de oro- y volver para que no me quitasen el sitio en primera fila para el que habíamos ido antes de que abriesen las puertas.

Y a la hora exacta prevista salió Quique con su banda, derrochando rock con "Miss Camiseta mojada". Desde las primeras notas de la Danelectro de 12 cuerdas de Toni Brunet, el sonido era un auténtico muro de rock'n'roll. Fue un cambio muy acusado con respecto a los conciertos que había visto de esta banda en años anteriores, cuando se recreaban en ambientes calmados, casi minimalistas. Y siguieron con una canción no muy habitual pero también rockera: "Restos de stock". Sin levantar mucho el pie del pedal, continuaron con "Kamikazes enamorados", con la versión que lleva un ritmo de timbales base como un latido de corazón. Sí bajaron un poco las revoluciones para "Cuando estés en vena", pero volvieron a subir con "Fiesta de la luna llena" y, sobre todo, "Trucos fáciles para días duros", que dedicó a Javi Pedreira. Entre las seis primeras canciones, había cuatro de las que no son habituales en los últimos años.

El sonido era impresionante: se escuchaban todos los instrumentos con todos los detalles y estaba todo perfectamente empastado. Yo estaba enfrente de Toni y me fijaba mucho en su estilo característico de arpegiar o añadir pequeñas líneas para cubrir huecos. Creo que se nota que con los años ha llegado a hacer suyas también canciones de épocas pretéritas. Por ejemplo, hizo un solo de su cosecha en "Pequeño Rock'n'Roll" y yo, que adoro el original de Carlos Raya y he pasado muchas horas escuchándolo con minuciosidad e intentando repetirlo a una velocidad penosamente rebajada, lo disfruté a pesar de no ser a lo que estaba acostumbrado.

Pero lo que más me impresionó fue Jacob: son ya muchos años escuchándole, pero nunca lo había disfrutado tanto, sentido tanto... Juega con las líneas de bajo, sube por el diapasón y se va al registro agudo, pero consigue que no se pierda la gordura que necesita el rock. A veces introduce detalles más rítmicos, incluso en sitios tan inesperados como el final de "Y los conserjes de noche"... Es como si hubiese desbloqueado un nuevo nivel. Igual lleva ahí años, pero yo no lo sentí tanto hasta este concierto.

Siguiendo con las canciones rockeras que sonaron en la primera parte del concierto, estuvo también un "39 grados" cambiado: en lugar del ritmo habitual, Edu Olmedo lanzó un train beat que me hizo pensar al principio que iban a tocar "Te lo dije" (aquí se ve un poco, no grabé más porque quería disfrutar la canción). Quique hizo al final el recitado del poema de Bukowski y fue perfecto cómo las subidas y bajadas de los músicos enmarcaban cada frase.

En un repertorio así, parece difícil encajar canciones de "Sur en el valle", pero sonaron quizás las dos más adecuadas: "Puede que me mueva" y "Te tiras a matar". La primera es otra de esas canciones a las que he dedicado horas y horas (hice una interpretación intentando copiar todos los instrumentos y luego hice un análisis). Cuánto me costó tocar esas guitarras que Toni hace en directo tan fácilmente... "Te tiras a matar" tiene también un ritmo muy vacilón que rompe con todo lo que ha hecho Quique en el pasado y añade otro color a su paleta.

De "Me mata si me necesitas" también sonaron canciones cañeras como "Sangre en el marcador", "Orquídeas" (en la que Quique tocó una Stratocaster oscura y mencionó el "póster de Carolina Morgan") y "Relámpago" aunque también hubo momentos más calmados como "Se estrechan en el corazón" y, sobre todo, "La casa de mis padres". En "Relámpago" se acordó de César Pop, cotando que había hecho la canción a partir de un riff de piano que tenía el asturiano.

A mediados del concierto, Quique recordó que se celebraban 25 años de la salida de "Personal"... y cantó tres canciones de "Salitre 48": la "39 grados" antes mencionada, la propia "Salitre" y "La ciudad del viento", con recuerdo para Paco Bastante y nuevos detalles de guitarra añadidos por Toni, como se ve en estos cuatro segundos que grabé."Salitre" sonó con unos arreglos nuevos, basándose en un ritmo tocado en parte con los dedos de Edu en la caja sin bordón y el acordeón de Raúl Bernal: tenía un aire casi latino. También grabé unos segundos.

Por cierto, sobre Raúl, me llamó la atención que en varias canciones tocó la guitarra eléctrica: un signo más del dominio del rock en el repertorio. Otro ejemplo de canción roquera de la que me acuerdo ahora: "Avería y redención".

Quique cantó muy bien y se le veía disfrutando, como a toda la banda y a todo el público. Es curioso que alguien que no ha tenido ningún éxito masivo tengo un conjunto de seguidores tan fanáticos y, a la vez, tan amplio. Y sigue esforzándose en recordar los nombres y agradecer uno a uno a todos los que le acompañan en su trabajo.


En la recta final, antes de lo que sería el bis si los conciertos del Botánico no estuvieran tan limitados de tiempo, interpretaron la única canción de "Personal" que hicieron: "Y los conserjes de noche". También aquí destacaron los arpegios de Toni (grabados aquí), los cambios de dinámica de la banda y la armónica de Quique (inmortalizada aquí, incluyendo el groove de Jacob). Y después, un momento muy especial: Quique se acercó a donde estábamos y le tiró la armónica a mi chica. Aunque hay muchos fanáticos entre el público, algunos buenos amigos, pocos habrán ido a tantos conciertos como ella... No se puede explicar con palabras lo que se agradece un detalle así...

Y luego llegó la gran fiesta final con "Vidas cruzadas" y la hora de irse a casa, rejuvenecidos por el rock y pensando que si escogemos entre tantos conciertos este, es por algo más que nostalgia.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
11:34 p. m.

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