Escritos sobre música


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Uno de los mejores conciertos de mi vida: Silvia Pérez Cruz

~ jueves, septiembre 16, 2021 ~

He visto muchos conciertos en mi vida. Muchos. Ayer tuve la suerte de ver uno de los mejores: Silvia Pérez Cruz en el Auditorio de Oviedo. Por eso hoy quiero dejarlo por escrito.

Hace una semana vi a Lory Meyers en el mismo recinto y estuvieron muy bien. No son un grupo que haya escuchado mucho, pero varias de sus canciones me suenan de escucharlas por Aranda de Duero en el Sonorama. A Silvia Pérez Cruz la he seguido todavía menos: un par de días que quedé enganchado a vídeos suyos en YouTube... y nada más. Pero si los vídeos eran para quedarse enganchado, el concierto fue para quedarse hipnotizado: tanto talento junto, repartiendo arte casi como una broma...

Verla a ella es sentir que ha nacido para eso, para entregar al mundo una forma única de ser, pero que al mismo tiempo sirva de medium para conectar con la belleza. La voz es un instrumento y ella la conecta con su alma y da la sensación de poder expresar lo que quiera. Cuando presentaba las canciones o los músicos, transmitía alegría, aunque estuviese tratando de canciones con un gran fondo de tristeza. Sí, su música es una sublimación de la tristeza para llegar a la belleza.

Y los músicos que la acompañaban tienen pinta de ser de la misma pasta: gente destinada a lo suyo, con la misma maestría que ella para poder extraer de su instrumento lo que les diese la gana. Con sus ropas diseñadas por ellos mismos, incluyendo la llamativa falda del violinista que a mí me hacía pensar en los derviches, distribuían talento en cada sonido.

Era increíble verlos a todos juntos: a veces sin mirarse, a veces mirándose a los ojos, pero siempre totalmente conectados, coincidiendo en principios de manera asombrosa, subiendo y bajando la dinámica siguiendo un hilo invisible que debía de salir de Silvia y pasaba por todos...

He buscado para quede reflejado aquí el nombre de todos los músicos: Marco Mezquida (piano y teclados), Aleix Tobias (percusión), Bori Albero (contrabajo), Carlos Montfort (violín) y Alfred Artigas (guitarra). Nunca había visto tocar el violín así; me fascinaba la facilidad con la que el contrabajo hacía melodías y cantaba con Silvia; la percusión me pareció tan cautivante como aquella de Borja Barrueta que me hizo llorar y, como pianista aprendiz, no podía creer la facilidad con la que las manos de Marco recorrían el piano.

En fin, en realidad, no hay palabras.


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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
10:18 p. m.

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