Desvaríos a partir de una entrevista a Igor Paskual
~ domingo, noviembre 16, 2008 ~
Supe de la existencia de Igor una década antes de que se convirtiese en mano derecha de Loquillo, en la primera época de Babylon Chat. Fui a uno de sus conciertos entonces y le dedicó al amigo con el que iba yo un beso (con lengua) desde el escenario, un poco antes de que empezasen a fustigarlo. Por eso sé que cuando dice que se dejaban la piel literalmente, no está mintiendo ni empleando una hipérbole. Viéndolo en aquellos tiempos, con un grupo de glam en la ciudad del indie autista, entregándose como si fuera Johnny Thunders tocando en el Madison Square Garden aunque estuviese tocando en una plaza del extrarradio de Gijón casi vacía, sinceramente, parecía que estaba loco. Pero tenía un extraño magnetismo: recuerdo que tras escuchar su primer disco y obsesionarme por una de sus canciones, compuse algo que decía "Todas / las drogas / son buenas", yo, que lo más fuerte que me meto son las palmeras de chocolate...
Y sí, Igor está loco: por la música y por ese brillo del espectáculo, el brillo de las lentejuelas, unido a una imagen decadente de fin de imperio Romano. Pero, como todos los grandes frívolos, hay mucho más por debajo de la superficie que lo que se ve, por mucho que esto último sea lo que deslumbre. Esa es la razón por la que no me ha extrañado que me gusten algunas cosas que dice en la entrevista. Por ejemplo, su análisis de la emigración en Asturias o cuando habla del problema de las agudas que ya he comentado aquí:
[...] el rock es un compás de cuatro por cuatro o dos por cuatro, y lo que lo diferencia de otras músicas es que se acentúa la segunda parte de cada compás. El inglés, al estar lleno de monosílabos, encaja mucho mejor, pero nosotros tenemos muy pocas agudas.
De todos modos yo escucho muchos grupos españoles, como Loco, Radio Futura, Burning y tantos otros, y veo que tenemos unos letristas enormes. Creo que es un mito y que está muy infravalorado. [...]
Despreciamos mucho lo nuestro, y además es cierto que al formarte como músico te centras en referentes anglófonos. Antes, si querías hacer rock americano, te salía Revolver. Ahora, que ya tenemos más referentes, sale un Quique González, un Fito o mismamente Nacho Vegas, sin ir más lejos. No había nadie a quien copiar si querías hacer eso.
Lo último que oí de por aquí que me haya gustado de verdad ha sido el de Anabel Santiago y el de Lucas 15. Porque quieren tocar rock y lo hacen en bable, es una fusión extrañísima pero con muchísima personalidad. Anabel hace versiones de Johnny Cash en bable, es brutal. Pero se cree lo que está haciendo, y por eso funciona.
El rock es eso, créerselo, transmitirlo y tener algo que decir. Es que hay mucho llorón, joder. Si eres un soso, no tienes nada que decir, eres un vago y no tienes talento pues te jodes. Es como en el cine. “Uy, no me hacen caso, ayay”. Cuenta una historia buena, cagonlamar.
Ese "creérselo", lo que mi hermano Dani llama "actitud", es algo que no le falta a Igor. Precisamente Dani y yo lo comprobamos hace unas semanas yendo a un concierto que dio en solitario en el Patio de la Favorita. Igor se daba golpes contra el micrófono y, aunque no había escuchado antes ninguna de las canciones que interpretó (ni siquiera las versiones, que pertenecían a la mucha música que desconozco), no me aburrí ni desconecté en ningún momento.
También estoy de acuerdo en el análisis de la escena musical en Gijón en la entrevista, cuando dice que lo que quedó de aquello que se llamó Xixón Sound está haciendo ahora las cosas más interesantes. A mí hay muchas que no me acaban de convencer (entre ellas, la que más repercusión está teniendo, Nacho Vegas; de hecho, fui a ver a Lucas 15 este verano y me pareció una idea interesante llevada a cabo de manera lamentable), sobre todo porque no sé qué pasa en Gijón que parece que no hay cantantes decentes y que no hay manera de evitar que suene todo amateur. Así, me siento muy identificado con las letras de Pauline en la Playa o Francisco Nixon. Por ejemplo, cuando las ex-Undershakers hablan de una caja como mesa en "Me acurruco", parece que están describiendo mi salón, y cuando el ex-Australian Blonde dice "Hay miles de feos en el andén" en esa joya que es "Luna de miel a escondidas", me pregunto si aquel día estaría yo también en la estación. Pero luego no me gusta la voz de ninguno de los dos, los arreglos de jazz de Pauline en la Playa suenan deslavazados, y Francisco Nixon perpetra atentados contra la métrica dentro de "En la playa de los muertos".
Sí es cierto que últimamente ha surgido gente con una voz y unos arreglos distintos, por ejemplo Pablo Valdés y Pablo Moro; pero aquí lo que me falla es la otra parte: no me creo sus letras, me suenan a remiendos de tópicos (camareras, carreteras y demás) que cuando los empezó a usar Quique Gozález tenían su originalidad pero ahora ya están muy gastados. Y, por otra parte, la armonía es tan predecible (muchas veces puedo adivinar el siguiente acorde de una canción sin haberla escuchado antes) que no me interesa lo suficiente como para volver a ponerlo. En fin, esa lucha tan difícil en la que se decide el arte, entre la originalidad y la solidez.
Tal vez suene endogámico, pero a mí las canciones que más me convencen de las que se hacen ahora en Asturias son las que compone Isma para Marienbad: creo que tiene un universo propio, no impostado, que habla de lo que somos la gente de por aquí, y un sonido lo suficientemente sólido. Y eso que él también empezó haciendo canciones en inglés y sigue defendiéndolo, como explicó hace poco en su blog. Y yo sigo pidiéndole canciones en español, porque me gustan y un tipo de Manchester o de Arkansas no va a hacer las que puede hacer él.
Y ahora ya he perdido toda la mañana de domingo escribiendo mis chorradas. Para cuánto da una entrevista...
Etiquetas: Asturias, Francisco Nixon, Igor Paskual, Loquillo, Marienbad, Nacho Vegas, Pauline en la Playa
Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
11:33 a. m.