Mi primer disco: Fundamentos de autodestrucción
~ lunes, noviembre 14, 2011 ~
No soy el autor de "The Captain of her Heart" ni de "Volumen brutal", tampoco he escrito "Subterranean Homesick Blues", aunque vive Dios que lo he intentado, pero he escrito cientos de canciones y he conseguido grabar algo más de una docena y las voy a lanzar al mundo aunque al mundo no le importen.
En mis megalomaniacos sueños de los últimos años empecé a trabajar en cuatro discos. Viendo que haciendo un poco de cada uno no llegaba a ningún lado, decidí ponerme un objetivo: acabar este, el disco con canciones autodestructivas.
Sí, no se me ha ocurrido otra cosa que empezar mi carrera en solitario con un disco conceptual. Creo que no hay un solo disco conceptual en la historia de la música grabada que me guste. Claro, conozco pocos. Aún así, es una contradicción.
Podría haber escogido mezclar canciones, ordenarlas por otro criterio, por ejemplo cronológico o estilístico, mezclar canciones de "Luz azulada", el disco de amor, con estas, pero son cosas distintas. Estas canciones son como un ensayo, a la manera de Montaigne, con un tema: lo que nos cuesta a algunos vivir, sin un motivo real, simplemente porque nos cuesta encajar. Y porque no podemos dejar de hacernos preguntas, porque dudamos de todo.
Así es este disco en el que se repiten muchas ideas. Es curioso: en otros, no me suele gustar esa repetición de motivos. En este disco, lo veo necesario, me gusta. Me gusto, a pesar de todo.
¿Qué se repite? Se repiten las preguntas sobre la verdad. Por ejemplo, El hombre de hojalata dice:
De nada sirve saber que no hay nadie detrás
del Mago de Oz.
Y Desconstruido es una larga pregunta con una corta y, en realidad, endeble respuesta al final sobre si es posible conocer algo, si hay algo real, duda que también está en el centro de una canción tan aparentemente desquiciada como Fascista, que reclama la presencia de Aristóteles para poder distinguir la esencia de la apariencia.
También Por el camino fácil habla de la búsqueda de la verdad. La canción empezó llamándose Metáforas y era una crítica contra ellas. Pero en lo que es una constante, que Fascista explicita («La literatura me parece / una impostura / mientras hago / literatura»), acabo cayendo en metáforas sin poder evitarlo.
Ese es otro tema que se repite, una condena de la literatura a la que he llegado después de muchos años de considerarme uno de sus amantes. Pero este rechazo es, ya se ve, bipolar: no puedo dejar la literatura por mucho que quiera.
(Una de las cosas que me duele es no haber incluido en este disco una canción titulada Si la ves que incidía en este tema. Pertenece a este disco, pero no me he visto con fuerzas para grabarla.)
¿Qué más se repite? Referencias a la filosofía y a las ciencias. Salen Platón, su más famoso discípulo, un filósofo postmoderno y Erich Fromm. También las matemáticas y Gödel en Fascista (y Deconstruído tuvo a Gauss durante una temporada en una estrofa porque me parece que se habla poco de alguien tan importante como él: se cayó por una cuestión métrica), la razón en Radar y un premio Nobel en Física Cuántica en Deconstruido.
Puede ser pedante o pretencioso. Muy probablemente. Pero decidí no preocuparme por eso: si menciono esas cosas en canciones de rock donde está mucho mejor visto que aparezcan camareras que Aristóteles, es porque son las cosas que a mí me interesan. En el fondo, escribo las canciones porque ni siquiera los autores de las canciones que sueño haber escrito hablan de estas cosas que me desvelan.
Y por eso he hecho este disco solo, sin enseñárselo antes a mis amigos, sin preguntar opiniones, sin pedirles ayuda: la única forma de que tuviese algo de valor era jugándomela solo, siguiendo con obstinación mi camino por muy equivocado que esté. Cantando yo no iba a llegar a ningún lugar escuchable de ninguna manera, así que únicamente me queda intentar llegar a un lugar propio. Fracasaré pero será mi fracaso.
Aún así, busco comunicar. Desde mi aislamiento y mi pizca de fobia social (otro de los temas del disco), no puedo evitar intentar llegar a otros seres humanos. Es muy probable que haya otros por ahí —pocos, seguramente— que estén echando en falta lo que yo añoro. Por desgracia, esto tampoco les dejará satisfechos, como no me dejaría a mí si no lo hubiese escrito yo.
Y si me deja satisfecho no es porque crea que es sublime, sino por el orgullo estúpido de haberlo hecho yo y de haberlo hecho todo: componer la música, escribir las letras, grabar guitarras, bajos, voces, pianos, Hammonds, programar baterías, mezclar y hasta hacer la portada y el libreto. Siendo, como es, por momentos horrible, no puedo evitar que una parte de mi sienta ese orgullo, como un hombre inválido de las dos piernas podría celebrar haber recorrido 100 metros en un minuto con sus propias manos. Otra parte de mí, la racional, por supuesto, desprecia a ese ser orgulloso que también soy yo.
A fin de cuentas, este es un disco sobre la autodestrucción y no puede surgir sólo del amor a uno mismo: así no hay quien se autodestruya.
Los ataques a mi yo son constantes: desde la inicial El hombre de hojalata a Fascista pasando por Burgués, Autodefinido o Por el camino fácil, incluso desde el desdoblamiento en otro a pesar de la primera persona en El loco y el tiempo.
Y la crítica de mi yo es la crítica de toda la sociedad, como la que hace el loco de esa canción. Este disco habla también de economía y de justicia social. Ahí está Burgués, claramente, pero aún más claramente El blues del sistema, con todos sus defectos: no consigue reflejar lo que pienso.
Otro motivo recurrente son las dificultades para aceptar la libertad, tal vez porque, como también se repite, no soy capaz de madurar, de aceptar mi responsabilidad como hombre de mediana edad.
Una cosa que me ha sorprendido a mí mismo: esto es un disco sobre el dolor y está lleno de humor. En casi todas las canciones hay alguna parida y algunas, como el Blues del BOE o No es tan malo ser un perdedor, son una detrás de otra. Probablemente, como me pasa en la vida real con mis chistes, no le hagan gracia a nadie, pero idear esas tonterías es una de las razones por las que hacer estas canciones me hace (por momentos) feliz.
Feliz en la tristeza, otro de los ingredientes básicos: ahí está La música en tu cabeza (Los frágiles), Radar o la canción que cierra el disco, La noche, con un último verso que resume todo: «El día traerá otra forma de oscuridad».
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El disco se puede escuchar y bajar completamente gratis en cualquier formato en su página de Bandcamp o directamente en MP3 este enlace. Está publicado con una licencia Creative Commons CC-BY-NC-SA.
Etiquetas: Mis canciones, Mis discos
Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
10:13 p. m.