Escritos sobre música


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En los sueños de alguien

~ jueves, octubre 29, 2009 ~

Nunca puedo comprar los discos de Quique cuando salen. El día en el que Quique publicó Daiquiri Blues, yo amanecí a las seis y media de la madrugada en un hotel de Madrid. Luego fui a la embajada de Estados Unidos y, tres horas después, cogí el coche y me hice quinientos kilómetros para dar cuatro horas de clase. Después de cenar busqué el disco por esos mundos de Internet. Me puse a escucharlo, pero a las tres canciones caí rendido.

Al día siguiente me estrellé con la bici yendo a currar a primera hora de la mañana. Me levanté, me curé y seguí trabajando. Esta noche, magullado y arañado, con dolores constantes, sigo la escucha y, aunque quería esperar a acabarlo y degustarlo más tiempo, siento la necesidad irresistible de escribir y contarlo...

Contar que los discos de Quique nunca me han entrado a la primera... hasta éste. Porque suena cálido, porque sorprende sin necesidad de experimentalismos, porque tiene versos que hablan de musas que pasan de página y a continuación otros que los desmienten, porque con Hasta que todo encaje por fin Quique ha conseguido tener una canción a lo Van Morrison, lo que no consiguió en Pájaros mojados, y es gracias a ese Hammond y esos arreglos de viento in crescendo que podrían estar interpretados por Pee Wee Ellis en The Healing Game, porque también tiene su balada Tom Waits al piano en Riesgo y altura. Dice en entrevista en la Efe Eme que ya intentó algo similar en el Aunque tú no lo sepas de Pájaros mojados... que a mí me horroriza: esto es distinto, las escobillas, los acordes mucho más oscuros y adecuados a este tipo de arreglos, hacen que haya compuesto un auténtico estándar que podría versionar Bessie Smith con su voz pastosa o Diana Krall como hizo con el The Heart of Saturday Night que tanto me gusta.

Hay modulaciones armónicas que sorprenden, cambios de ritmo en las melodías (Deslumbrado empieza con sílabas cortas y en el estribillo pasan a estirarse), cuerdas que recuerdan a Led Zeppelin o a las orquestas de los viejos discos de jazz, versos como sentencias y versos como chistes...

Para hacer algo tan grande, tal vez haya que tener esa ambición: meterse en los sueños de alguien.

Mañana, a la vuelta del trabajo, intentaré acercarme a una tienda a comprar las cuatro copias habituales. Imagino que, como otras veces, me encontraré con que está agotado. Pero igual esta vez es distinto.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
12:11 a. m.

Comentarios (3)

Blogger Nalyd ~ 12:58 a. m. #

Daiquiri Blues, como casi todos los discos del Sr. González, me ha entrado a la primera, y supongo que con el tiempo ganara aún más. Asustan y mucho, los cuatro últimos trabajos de estudio de este hombre. Sin duda uno de los tipos más coherentes que hay hoy en día en el rocanrol español. Un saúdo desde Oregon.

 

Anonymous Bluewinter ~ 7:10 p. m. #

Y que ocho discos después siga emocionando así...

 

Anonymous nando ~ 5:33 p. m. #

me encanta que alguien que sabe de música (por aquello de tocar y esas cosas, que soy de la correinte de que para opinar "no hay que saber", claro xD) le ponga palabras más precisas a lo que siento escuchando las melodías de este disco. De momento, me parece uno de los mejores discos en cuanto a sonoridad y melodías y, como muy bien dices, sorprendiendo desde un clasicismo atemporal y sin necesidad de estridencias o sonidos presuntamente "rupturistas" como en algunos momentos de A&R#7 (que también me gustaba, por otra parte). Enciertos aspectos me recuerda mucho al ambiente sonoro general del último de Wilco, que por si fuera poco me encanta :D

Sobre Deslumbrado, ando dándole vueltas y vueltas a esa canción y creo que está contruida tan perfectamente que resulta asombrosamente sencilla al oído y la sospecho compleja, casi imposible de ensamblar así, con tanta naturalidad...

No sé si es unos días o meses este disco irá depurándose y me parecerá peor, pero sólo por esta sensación de maravilla al descubrirlo ya merece la pena :)

un saludo!

 

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