Como un ciego
~ domingo, mayo 24, 2009 ~
La ventana abierta al patio de manzana. Al fondo estaba el mar. No lo veía: la noche transforma los dos azules distintos en el mismo negro. El tocadiscos giraba y la aguja leía los surcos como un ciego Braile para que llegase la música a mis oídos, los auriculares mensajeros y protectores. Poco a poco iba llegando el sueño. Una noche tras otra. Y poco a poco, dulcemente, fue llegando la vejez.
Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
11:47 p. m.