La policía en el whisky
~ martes, febrero 13, 2007 ~
La noticia me hizo sonreír por las dos partes implicadas. Para empezar, este fin de semana estuve dedicando tiempo a hacer un arreglo para SaxAttack de «So Lonely». No es bueno que en un grupo con seis saxos haga los arreglos el bajista, pero peor es de robá... Ni siquiera escogí yo la canción, pero al final me divertí haciendo el arreglo: me imagino un sonido mucho más reggae que el original. A ver cómo suena cuando lo ensayemos nosotros. No será retransmitido por Internet, eso seguro.
Pero también sonreí al evocar uno de los mejores momentos en mi viaje a Los Ángeles en el 2003. Un día decidí intentar ir a Hollywood. Había huelga de la compañía de autobuses que operaba desde Marina del Rey, donde estaba mi hotel, hasta el barrio de las estrellas. Así que cogí otro autobús que me dejó en el Santa Monica Boulevard. Empecé a andar en dirección este mientras no podía dejar de cantar por dentro el clásico de Sheryl Crow: «All I wanna do it's have some fun / until the sun comes up over Santa Monica Boulevard». Pasé el LA Temple, un shopping town, la Stars' Av. (que no tenía nada que ver con las estrellas de Hollywood), llegué a Beverly Hills, contemplé el árbol más impresionante que he visto en mi vida al lado de Rodeo Drive, donde también vi casas que creí que sólo existían en los cuentos, rodée un Beverly Hills Hotel de donde sonaban los acordes del «Amazing» de Aerosmith y me llegué a plantear si serían ellos ensayando allí. Luego continué por Sunset Boulevard, primero bajo los árboles y, después, ya en la zona de casas. Allí vi a un hombre apoyado contra una pared tocando una guitarra eléctrica. Me preguntaba qué estaría haciendo en ese sitio tan raro. Y entonces levanté la vista y vi el cartel de la casa contra la que se apoyaba: ponía «Whisky a Go Go».
Sonreí recordando aquel concierto de Guns'n'Roses que no dejaban de repetir en la MTV, sabiendo que estaba enfrente de un pedazo de la historia del rock. Allí se inventaron las go-gos, allí tocaron los Doors, Hendrix, Otis Redding y Van Morrsion con Them, entre tantos. Es uno de los tres locales que todo buen aficionado al rock conoce: el CBGB en Nueva York, el Marquee en Londres... Y lo encontré sin buscarlo.
Aquel día no llegué a Hollywood. Cuando lo conseguí a la mañana siguiente, me pareció mucho más triste que Sunset Boulevard. Por eso cuando oigo hablar del Kodak Theater no dibujo ninguna sonrisa y, en cambio, escuchando hoy la historia de Sting, Summers, Copeland, no pude evitarlo. Porque una vez estuve caminando por allí como si caminase por la luna.
Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
10:43 p. m.