Escritos sobre música


Powered by Blogger

Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Sometimes Salvation

~ sábado, enero 20, 2007 ~

Hace un par de días me mandaron una referencia a una transcripción de «Sometimes Salvation». Me puse a intentar tocarla... ¡y no me acordaba de cómo sonaba! Leía la letra y la reconocía, pero no tenía en la cabeza ni el ritmo, ni la melodía, y los acordes no acababan de aclararme nada. Así que esa noche decidí volver a escuchar el disco en el que está incluida, «The Southern Harmony and Musical Companion» de los Black Crowes.

Tardé un rato en encontrarlo entre mi (magra) colección de CDs. Llegué a pensar que se lo había dejado a alguien y no me lo había devuelto. Suelo saber donde tengo cada disco, pero este hacía tanto que no lo ponía que no recordaba dónde estaba. Cuando por fin lo encontré, lo puse en la cadena y la música empezó a surgir por los auriculares, llegó todo el recuerdo de golpe, como un impacto de un cometa que trae de vuelta sentimientos que se llevó en un viaje anterior.

¡Qué grande! ¡Cómo puedo haber estado años sin volver a escucharlo! No sé por donde voy a empezar este panegírico, porque eso va a ser este escrito: un intento de canto de alabanza a lo que, según me ha descubierto la Wikipedia, es en sí mismo un canto de alabanza, porque ese título que tanto me gusta desde siempre, «The Southern Harmony and Musical Companion», es el de un libro de canciones sacras del sur de Estados Unidos del siglo XIX. Debería haberlo adivinado.

Empecemos por las letras entonces. En «Sometimes Salvation» desde el primer verso se practica una poesía cruda que parece anterior a la invención de la electricidad: «To lessen my troubles / I stop hanging out with vultures». Pero lo mejor viene cuando hacen un juego de palabras con uno de esos refranes que aprendí hace años en clase de inglés: «You can lead a horse to water but you can't make it drink», que significa que puedes darle la oportunidad a alguien de aprender o hacer algo, pero no puedes obligarlo a que lo haga. Pero en la versión de los cuervos negros dice: «You can lead a horse to water / but faith is another matter». Ahora interpreto esa frase —porque me da la gana, no porque esté intentando sacar el sentido original— como que para hacer las cosas sólo hay que empezar a hacerlas —como decía el Rey a Alicia: «Empiezas por el principio y llegas hasta el final. Ahí paras»— pero el problema está en creer, en creer en la necesidad de lo que estás haciendo, y en que te puedes forzar a hacer, pero no te puedes forzar a creer. «Pero no te rindas, porque a veces la salvación...».

La canción, en una lectura digamos superficial, habla de una relación interpersonal, no necesariamente amorosa —ese «Sister, do you wanna try and find me» puede ser tomado literalmente como una conversación con una hermana—, un ajuste de cuentas que acaba con un grito de petición de socorro; pero en otro plano se puede interpretar casi como una oración de descreídos. Hay mucho de eso en el disco, en especial esas voces de gospel que acompañan a Chris Robinson.

Y ya tengo que hablar de las voces. Oigo voces, de negras que entonan cantos de misa negra dirigidas por un predicador que en lugar del don de lenguas, recibió del Espíritu Santo el don de hacer cosas imposibles. Porque a mí siempre me han gustado las gargantas rasgadas, como Camarón, Janis Joplin, Van Morrison, Carmen Linares, Rod Stewart, Joe Cocker o Adriana Varela, pero no hay ninguna como la de Chris Robinson. Llevo dos días intentando encontrar palabras para explicarlo... y no lo he conseguido, porque yo no tengo el don de lenguas y tan pronto tropiezo en los tópicos como en la pedantería. ¿Cómo explicar que consigue con esa fuerza tan tremenda transmitir una debilidad tan desarmada? Hay algo rugoso, yo veo una textura granulada que me envuelve cuando lo escucho, siento su tacto, y sin embargo no es, como cabría esperar, áspero, sino cálido y familiar. A lo mejor es justo lo contrario de aquello que cantaban Esclarecidos: «A veces lo más suave escuece». A veces lo que escuece es lo más suave. No lo sé, no lo sé, pero hay inflexiones que son como si tensasen una cuerda del alma... Eso siento al escuchar el grito en mitad del solo de «Sometimes salvation» y el aullido al empezar la estrofa siguiente.

«Aullido», quizás esa sea la palabra clave, porque acabo de descubrir que también sirve perfectamente para describir el sonido de las guitarras. ¡Qué grande, otra vez! Es una cosa increíble: a veces, al escucharlas, visualizo un corte en la onda, un filtro de paso bajo, y ese corte, en lugar de quitar, añade, enriquece de armónicos que arropan y hacen habitable la crueldad del sonido.

Yo suelo decir que estoy viejo para el rock'n'roll porque casi nunca me apetece escuchar música a un volumen excesivo y ya no hay canciones nuevas basadas en distorsión que me gusten. Pero cuando escucho esto es algo distinto: no hace falta poner un volumen brutal para sentir la fuerza, el puñetazo con el que ataca la rítmica por ejemplo de «Black Moon Creeping», y, como ocurre en la voz, a pesar del sonido rasgado, el efecto que produce es el de algo acogedor, cálido. Una cosa similar me ocurre con las canciones de AC/DC y hace unas semanas encontré un vídeo en YouTube que explica el secreto de cómo lo hacen: en lugar de conseguir la distorsión a base de subir la ganancia, lo hacen poniendo a tope el volumen y manteniendo la ganancia muy baja; es decir, saturan en la salida en vez de en la entrada. Yo no entiendo los principios físicos ni los detalles, pero sé que hay pocos discos con el sonido de un «Highway to Hell» o de este de los Black Crowes. Y no es sólo las rítmicas, los solos son también como gritos, auténticos tragos de blues —sí, licores de alta graduación, esa es quizás la metáfora que mejor explica lo que quiero explicar de los sonidos ásperos y suaves a la vez—, como demuestra esa balada de espesa complexión que es «Back Luck Blue Eyes» (y qué letra: «With my winter time [...] Too shy to hold in the rage [...] I know one million ways / To always pick the wrong thing to say [...] Sometimes a memory / Only sees what it wants to believe [...] So out of your mouth a dictionary / spouts about this and that»). Y ahí está el aullido de la voz mezclándose con el aullido de las guitarras y el aullido del Hammond y los golpes sobre las pieles de la batería y el metal neolítico de los platos... George Drakoulias, el productor de apellido griego, merece un altar en el partenón del rock.

He hablado aquí continuamente de esa versión salvaje, desgarrada, distorsionada mediante una primitiva electricidad de válvulas, pero cuando recurren al todavía más primitivo sonido de una guitarra acústica logran resultados de los que me tienen obsesionado años intentando saber cómo pueden hacerlo. Eso me pasó con «Thorn in my Pride»: yo allí, en la antigüedad (el disco es de 1992, ¿cómo han podido pasar 15 años, el tiempo suficiente para que un niño pase de ser un bebé a un adolescente?, ¿por eso los treinta pueden ser una segunda adolescencia?), casi sin saber tocar la guitarra e intentado sacar esos arpegios. Entonces no conocía la existencia de Internet y la maravilla de los tabs, y tampoco que en muchas canciones se utilizan afinaciones alternativas que hacen casi imposible tocarlas con afinación normal. De hecho, me pasó lo mismo con la que puedo considerar mi canción favorita de los Black Crowes, «She Talks to Angels». El caso es que «Thorn in my Pride», con un ligero acompañamiento de congas y una mezcla de guitarras acústicas y eléctricas, se convierte en un medio tiempo para acunarse e irse a dormir: «Lover, cover me with your sleep»...

Y yo ya tengo que irme a dormir. Debo acabar esto que, para variar, me ha quedado muy largo. Pero no he hablado casi nada de trallazos de rock'n'roll como «Hotel Illness», «Sting me», «No Speak No Slave» o «Remedy», ni del extraño ritmo que siempre me deja perplejo de la versión final del «Time Will Tell» de Bob Marley, ni he contado que a pesar de todo lo que me gusta este disco, es el único que tengo de los Black Crowes: el primero me parece también buenísimo y, de hecho, ahí está el «She Talks to Angels» y el «Hard to Handle» que me parece una versión tan increíble que es mejor que la original de Ottis Redding, pero el siguiente no fui capaz de escucharlo más de una vez aunque lo tuve meses encima de la cadena de música, prestado por un amigo, y el resto ni he intentado ni escucharlos. Ni tengo ganas. A veces me pasa eso: hay artistas que tienen discos que me han fascinado tanto que no quiero escuchar más.

Pero mañana por la mañana me levantaré con «My Morning Song», utilizando de despertador esos acordes de guitarra slide que podían ser los de un barco surcando un Mississippi de aguas pantanosas. «If music got to free your mind / Just let it go 'cause you never know, you never know»...

Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
12:55 a. m.

Comentarios (7)

Anonymous Anónimo ~ 12:34 p. m. #

Sin duda la voz de Chris Robinson es estupenda. Si quieres, escucha "Katie Dear", de su primer disco en solitario si no recuerdo mal. También en esa canción las guitarras suenan de maravilla.

¡Un saludo!

 

Anonymous Anónimo ~ 2:44 p. m. #

Muy grandes los Black Crowes, y muy grande el texto!
A mi me encanta el segundo disco de Chris en solitario..

Interesante el video de ACDC, aunque hay que tener mucho tacto y mucho feeling para que suene como tiene que sonar (yo por desgracia no lo tengo, jeje).
Ya te pasaré una canción de Cry of Love, que seguro que no los escuchaste al final, y para mi son muuuy buenos.

Un saludo!

 

Anonymous Anónimo ~ 6:09 p. m. #

Sergio: Buscaré la canción por esos mundos de dios :-)

Deivid: Lo primero, gracias por mandarme la transcripción de «Sometimes Salvation» que dio lugar a este texto :-) Ya lo dice el tío, que lo más importante es la forma de tocar, pero un sonido guapo también ayuda :-)

 

Anonymous Anónimo ~ 8:00 p. m. #

me impresionas. opino q podrías dejar d decir q no sabes como y no encuetras las palabras... porq es evidente que las encuentras. los black crowes me gustan, pero no puedo con AC/DC... hasta el "cover you in oil" si alguien los ponía no me aparecía la cara d acelga, tampoco me apasionaban. pero ahora... no puedo... algo con un campamento de verano y los discos d AC/DC debe tener la culpa...

 

Blogger nandocaballero ~ 12:36 p. m. #

ja ja ja... buenísimo el video sobre ac/dc!!! muy didáctico...

 

Anonymous Anónimo ~ 2:16 p. m. #

Vega: De verdad que me siento frustrado porque no consigo decir exactamente lo que siento. Sobre AC/DC, fueron mi grupo favorito durante muchos años y tengo todos sus discos (algunos por duplicado, en vinilo y en CD) hasta el Live... pero no he escuchado nada de lo que han hecho después, así que no sé qué cosa tan horrible habrán hecho con "Cover you in oil" :-) En cualquier caso, todos sus discos hasta "Back in Black" me siguen pareciendo obras maestras.

Nando: El tío es buenísimo. Imagino que habrás echado un vistazo a sus otros vídeos, donde enseña cómo tocar exactamente las canciones de AC/DC. ¡Si hasta se mueve igual que Angus...! :-)

 

Anonymous Anónimo ~ 10:55 p. m. #

Yo tengo el primer disco y éste, en vinilo en casa de mis padres. Siempre me han encantado, hacen rock de siempre, del puro, son auténticos. Es una lástima que en España no hayan alcanzado el éxito que merecen.

 

<< Home