Escritos sobre música


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Canciones fallidas: Contigo

~ jueves, junio 07, 2012 ~

Tengo canciones fallidas... y canciones más fallidas todavía. Conmigo es una de estas últimas. La imaginé hace dos años, en un viaje entre Nueva York y Long Branch mientras escuchaba la maravillosa Lover's Waltz de A.A. Bondy. Allí estaba, en un tren de Amtrak, a miles de kilómetros de mi vida, con gente que no hablaba mi idioma, mientras en la oscuridad las farolas a veces iluminaban la nieve inclemente, sintiéndome melancólico y echándola de menos.

Esa especie de veneno que me produce delirios y me impele a intentar apropiarme de la hermosura que hacen otros me hizo soñar con escribir una canción así, que hablase de amor hasta el final, de desgracias y de un único refugio: la luz azulada que convoca Bondy cuando dice And the Nothern lights will take us in like refugees. Empecé a anotar ideas.

Usé la SG desenchufada para crear la rueda de acordes. Fui adaptando las ideas para que tuviesen la estructura circular de una canción de Dylan, reincidiendo en la última palabra.

Meses después, ya en Gijón. Intenté grabarla. Copié el ritmo de batería de la canción de Bondy e intenté copiar la instrumentación. Parece tan sencillo...: batería, bajo, una armónica, una guitarra acústica y —aquí el único problema— un pedal steel que susurra como el viento que flotaba sobre aquella nieve inclemente tras la ventana del vagón.

Pero, sobre todo, hay algo a lo que nunca podré ni soñar con acercarme: esa voz a veces a punto de romperse. Ese es el mayor fallo de mi canción: intenté varias melodías sobre la rueda de acordes, pero ninguna acaba de cuajar. Y si ya me cuesta trabajo afinar cuando sé la melodía que quiero hacer, no digamos cuando ni siquiera la tengo clara...

Pero hay más fallos: me empeñé en hacer una estructura de tres estrofas más solo repetida tres veces, lo que hace la canción interminable. Intenté sustituir el pedal steel con una guitarra con trémolo y, aunque el efecto a ratos funciona, está muy lejos de evocar el sonido del aire que sentía mientras escuchaba el vals de los amantes. Tampoco el ritmo tiene ese carácter hipnótico de la canción de A.A. Bondy, aunque hay una cosa que sí me gusta: el cambio en cada tercera estrofa, con la batería cambiando del aro a la caja no al principio, cuando es previsible, sino más tarde.

Otro error: el sonido para la guitarra del solo. Me gusta la melodía (haber creado esa línea, sencilla pero cantable, es una de las cosas que me dejaron satisfecho), pero me confundí de pastilla al grabarlo y suena demasiado corto de agudos.

En fin: fallos por todos los lados que, al final, hacen que aquel sueño sea otro más entre mis sueños incumplidos. Me he quedado con una canción que no funciona, que no apetece escuchar entera y, mucho menos, volver a escucharla. Ni siquiera a mí, que tengo el narcisismo suficiente para que muchas noches lo que más me apetezca escuchar sean mis grabaciones.

Y, a pesar de todo, hoy se me ha metido en la cabeza por culpa de esos versos iniciales que parecen escritos para estos días: Cuando se derrumben los bancos, / los gobiernos y las esperanzas [...], y luego, Cuando nos bajen otra vez el sueldo [...], como ha anunciado hoy la Esperanza que no se derrumba...

Por ese narcisismo, o por intentar que tantas horas que he echado no se queden en unos sectores del disco duro de mi ordenador, he decidido hoy publicarla. Aquí está:

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
11:37 p. m.

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