Escritos sobre música


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A beleza

~ sábado, julio 16, 2011 ~

El anciano empieza con golpes duros que se van haciendo cada vez más suaves. Los cantantes cierran los ojos hasta que ella tiene que abrirlos ante la cascada de arpegios juguetones, exhibicionistas, y mira al anciano con una sonrisa ladeada. Entonces, empieza a cantar.

Canta sin separar los dientes y con los párpados caídos, aros colgando de los lóbulos de sus orejas. Mientras, acompañan una guitarra pulsada por dedos con sortijas y el piano por manos cavernosas. Carlinhos sigue la música con los ojos cerrados hasta que junta su voz a la de ella para recoger el testigo de la belleza. Sus dos voces juntas traen ecos de La Fusa. Al final de la primera vuelta se miran y se sonríen.

La tristeza se mece con la música, un ritmo constante de fondo, como las olas para la marea, y los surcos de la mano derecha de Bebo trazando dibujos que se borran en el tiempo...

Hay heridas deliciosas, melancolías que erizan el alma. ¿Cómo lo hacen estos seres humanos? ¿Cómo inventan algo así? ¿El mismo Dios sádico que nos puso en este mundo nos permite acceder a este misterio...? ¿Por qué?

Es verano y va a llover.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
11:34 a. m.

Comentarios (2)

Blogger Beatriz Efe ~ 3:29 p. m. #

Marisa Montes a veces me agota. Pero otras... Y Carlinhos canta muy bien, tan sencillo... Con ese acento bahiano. A veces se me olvida que no es solo samba ruidosa...

De Bebo y sus dedos artrósicos pero ágiles mejor no hablo

Es una canción maravillosa. Y una entrada maravillosa.

Muchas gracias!!!

 

Anonymous Guillermo Hoardings ~ 7:15 p. m. #

Yo no he seguido mucho ni a Marisa ni a Carlinhos, pero este vídeo (gracias a Trueba) me ha llegado al alma.

Un placer verte por aquí. Por cierto, me ha hecho gracia tu última entrada: yo este año he vuelto a jugar al ajedrez. Me ha pasado lo mismo que de pequeño: no tengo paciencia para pensar tanto. Debe de ser una buena metáfora sobre la vida :-)

 

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