Escritos sobre música


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Sonorama 2022. Día 2

~ viernes, agosto 12, 2022 ~

Nuestro plan el segundo día del Sonorama no incluía ver los escenarios principales más que al principio, así que nos perderíamos conciertos interesantes como el de Jeanette, Coque Malla o Future Islands, pero queríamos empezar por Los Secretos.

Llegamos tarde al recinto y además nos encontramos con una enorme aglomeración en la entrada. Luego descubrimos que hubo problemas y abrieron las puertas con retraso, así que creo que vimos todo el concierto de Los Secretos: cuando llegamos estaban haciendo "Buena chica" y todavía pudimos situarnos relativamente cerca. La formación con tres guitarras, apoyados por el gran Txetxu Altube, sonaba de lujo desde el principio. Aunque nunca he sido seguidor suyo, he leído el libro "Adiós tristeza" precisamente hace unos meses y me emocioné en bastantes partes del concierto, como en la sección que hicieron a cappella de "Agárrate a mí, María", una canción que no sé por qué nunca me ha gustado pero que pensando en lo que significaba me tocó.

Es curioso porque tuvieron fama de blandos, pero su música está arreglada y ejecutada con maestría y son probablemente uno de los mejores ejemplos de AOR que tenemos en España y tienen grandes solos de guitarra. Viéndolos pensaba que eran los Eagles españoles, aunque con un toque personal, especialmente por las influencias que Enrique Urquijo trajo de la música sudamericana.

Me sorprendió que en el público, donde había gente de todas las edades, los jóvenes también parecía que se sabían las canciones. Fueron muy aclamados.


Los siguientes en el otro escenario principal fueron Celtas Cortos. Los vimos de muy lejos pero pudimos comprobar que no sonaban precisamente a viejos: hicieron bailar a todo el festival con sus grandes clásicos. Es curioso, pero a pesar de los años, los temas que denuncian parece que no pasan de moda: el mundo no progresa adecuadamente.


Después de una cena en una zona de comidas no muy masificada pero con precios caros, fuimos al escenario en el que pasaríamos el resto de la noche: el dedicado al 25 aniversario. Los tres primeros grupos fueron los mismos que en aquella primera edición, empezando por Chucho. El público era más talludito: no había jóvenes y no era muy abundante. Yo nunca he sido fan del linaje de Surfin' Bichos. De hecho, unos conocidos que eran muy seguidores de este estilo me invitaron a tocar con ellos hace años y sólo duré un ensayo: tanto noise me aburría. De Chucho sólo reconocí "El detonador EMX3". El sonido del bajo era una bola y la voz de Alfaro (que tenía un brazo escayolado) nunca me ha gustado.


Mercromina fue algo similar. Aunque durante la prueba de sonido vi al bajista usando distorsión y me temí lo peor, luego el bajo no hizo tanta bola y se pudo escuchar bien. En cualquier caso, a mí también me aburrieron.

Fue entonces el turno del tercer grupo de aquel primer festival, los asturianos Doctor Explosion. El cambio fue tremendo: tras el shoegazing de Chucho y Mercromina, las ganas de interacción con el público de Jorge y los suyos fueron refrescantes. Los vimos desde primera fila. Sonaron muy bien y se tiraron, literalmente, al público, en una canción al principio sólo Jorge pero luego en otra todos saltaron la valla y tocaron desde en medio del público. Es una pena que las letras sean tan chorras porque hacen un pop de guitarras muy intenso.



Los siguientes fueron Los Estanques. Los había descubierto precisamente en el Sonorama hace años en uno de los escenarios pequeños del pueblo y me habían sorprendido, pero habían tenido mala suerte con el sonido. Esta vez sonaron apabullantes con su maestría y su locura instrumental. Yo estaba literalmente boquiabierto, especialmente con el bajista, que hacía unas escalas increíbles mientras bailaba y se escuchaba con una definición perfecta. No me acaba de convencer mucho la forma de cantar y su rock progresivo no es un estilo de música que me apetezca escuchar en general, pero los disfruté muchísimo y me hicieron pensar en que echo de menos más desarrollos instrumentales en la música que se hace ahora, que tiende a casi no tener solos, intros, outros, interludios y todas esos detalles que hacen más mágicas las canciones.

Volvimos a la primera fila para ver a Egon Soda, que también habíamos visto en el Sonorama hace años. Hicieron un concierto sobrio, escogiendo curiosamente no de sus canciones más cañeras, pero sonaron muy bien, cosa de esperar sabiendo que son todos maestros de lo suyo. Un placer escuchar la voz de Ricky Falkner desgranar esas letras tan interesantes. Un detalle que me hizo gracia: el percusionista llevaba una camiseta con sólo unos nombres: "Lorelai & Rory & Emily & Sookie & Paris", un mensaje para los que como yo somos fans de las Chicas Gilmore.

Ya a las dos de la mañana salieron a escena Def Con Dos. Tampoco los he seguido mucho y me sorprendió lo heavy metal que era su base: batería con doble bombo y guitarrista guitar hero. Tanto él como el bajista, más en la línea Flea, eran unos virtuosos de su instrumento. No entendí muchas de las letras y ya estaba muy cansado, pero dieron un buen concierto y pusieron a botar al público.

Volver al coche fue un suplicio: la espalda me mandaba a ratos mensajes en forma de pinchazos. Pero mereció la pena ver tantos grupos históricos y actuales de la música en español de todos los estilos: el Sonorama es un gran botellón, pero también es una experiencia cultural de primer orden para quien esté interesado en la música española.

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Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
1:22 p. m.

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