El concierto de los vientos
~ martes, mayo 11, 2010 ~
Las dudas reales surgieron más adelante, cuando apareció el concierto de celebración del XXV Aniversario del Concurso de Maquetas y nos invitaron a Marienbad a participar: eso me impedía ir el viernes y aprovechar el fin de semana en Madrid para los motivos importantes. Pero la entrada estaba comprada, así que cambié los planes y las reservas de hotel y el sábado por la mañana madrugué como por semana para coger el autobús a la capital.
El concierto tenía un aliciente importante: la posibilidad de conocer en carne y hueso a gente que sólo conocía en bits y bytes. Antes de que empezase nos encontramos con Vega, Iller y unos amigos venidos de distintos puntos del país: una importante reunión de quiquifrikis que fue todavía más grande después...
Pero eso lo contaré al final, porque antes del concierto nos entraron las dudas sobre a qué hora abrirían y si actuaría antes el grupo que, según nos comentó Iller, habían anunciado en
Quique presentó a continuación a los No Reply. En esa primera canción no salió el teclista de la banda y participaron sólo los vientos. Creo que eran un saxo tenor, un saxo alto, dos trompetas y un trombón. Hicieron Hasta que todo encaje, la primera canción que en un disco de Quique consigue esos arreglos de viento estilo Van Morrison que ya había intentado sin pleno éxito en Pájaros mojados, precisamente la canción que interpretaron a continuación y esta vez con los arreglos perfectos, tanto, que el propio Quique se emocionó escuchándolos y se olvidó de la segunda estrofa. Salió como pudo al grito de “Perdón por el lapsus” y no importó, porque esa era parte de la magia de la noche: el riesgo y la altura.
Luego hicieron (no hablo de memoria, sino consultando la lista colgada por beck) el Crece la hierba, con ese final en el que Quique imita directamente la voz grave de Van Morrison y sus fraseos mientras canta Till We Get the Healing Down. La banda estaba sonando de lujo. Luego hicieron Deslumbrado y Pequeño rock and roll y no sé si fue en la segunda donde Julián Maeso hizo rugir a su Hammond. En cualquier caso, no fue sólo eso: durante todo el concierto se le escuchó, sin hacer las virguerías que hace en Speak Low porque este no es el lugar, pero enriqueciendo las canciones con sus órganos, sus pianos, sus coros e incluso sus guitarras.
Torres de Manhattan sonó distinta que en otras ocasiones, ya no recuerdo bien por qué (pero sí que dijo “da de comer a los patos” en vez de “a los gatos”). Después interpretaron Miss Camiseta Mojada y aunque no sé si ya antes se levantó parte del público, estoy seguro de que aquí lo hicimos bastantes. Y es que sonaba como un tiro, con una contundencia que impelía a mover el culo de la butaca.
Pronto bajaron las revoluciones, que no la emoción: la siguiente canción fue un espléndido Algo me aleja de ti, sólo con Quique al piano, Jacob con el contrabajo tocado con arco y Leiva cantando y tocando la guitarra, introduciendo blues en el ya clásico de Lapido y haciendo eso que tan bien sabe hacer aunque sea una estrella: una segunda voz perfectamente empastada con la de Quique. Por supuesto, parte del público enloqueció con Leiva.
Siguió la parte de ritmo lento del concierto con un precioso De haberlo sabido. Quizás una de las cosas más grandes del concierto, además de todo lo demás, era sentir el silencio en estas canciones que lo requerían cuando en otras cercanas el público estaba en pie dando palmas y bailando. Creo que es una muestra de la comunión de sensibilidades (perdón por lo cursi, no se me ocurre mejor forma de describirlo) que se estableció. La gente demostraba que lo estaba disfrutando en estos temas lentos, aplaudiendo casi en cada pausa después de una estrofa para luego volver al silencio encandilado, parafraseando a Maderita.
En el final de la canción, Quique cantó: “Algo tendrían que contar las estaciones, / algo dirán las terminales de aeropuerto”, un guiño a Y los conserjes de noche que fue la única referencia a Personal en toda la lista de canciones. Siendo uno de mis discos favoritos, no lo eché en falta durante el concierto: otra muestra de que Quique puede hacer conciertos con muchos repertorios y que sean excelentes.
Quique llamó a Mac (como hizo en Santander) para arropar Anoche estuvo aquí y Nadie podrá con nosotros con su pedal steel. Estaba claro que en este concierto no se habían escatimado los medios, y eso incluía un juego de luces muy efectivo.
Volvió otra vez la caña con un Avería y redención en el que me llamó la atención la forma de tocar el riff principal que utilizó Pedreira, que estuvo todo el concierto perfecto: es un guitarrista muy grande, otro de esos músicos superdotados que Quique ha ido seleccionando, como Tony y como Jacob. Yo creo que ahora tiene banda mejor compenetrada que ha tenido nunca, y eso que la Aristocracia al final de la gira del X aniversario había llegado a un nivel sublime. Y no es sólo la banda: el despliegue de roadies (Quique y Pedreira cambiaban de guitarra en cada canción) y de técnicos es tremendo.
(Nota personal: hubo por ahí un momento surrealista para mí: una de las chicas que estaban a mi izquierda dijeron: “El Sporting se salva”. Aunque no me interese nada el fútbol, el Sporting es el equipo de mi ciudad y me extrañaba mucho que le importase a alguien en Madrid el día en el que a quinientos metros estaba jugando el Real Madrid. Las chicas me aclararon que ellas también eran de Gijón. Tenemos invadida la capital.)
En Restos de stock creo que fue la primera vez que Julián Maeso cogió la guitarra eléctrica. Fue otra canción de tormenta antes de volver a la calma, o a otra forma de tormenta: Polvo en el aire sonó intensísima, con Quique luciéndose al final con la armónica. Creo que también fue aquí donde se entabló un juego de pregunta respuesta entre Maeso y Pedreira.
Luego Quique empezó tocando solo Su día libre, con broma incluida: dejó al público cantar “que no se le corría nunca el rímel” y luego dijo con tono guasón: “Esa parte os encanta”. Quiero aprovechar para destacar lo grande que me parece Quique tocando la acústica. Tanto esta canción como “Lo voy a derribar” no son nada fáciles, y él las toca mientras canta, además de haberlas compuesto, que ya tiene mérito de por sí. Por cierto, que como está haciendo en esta gira, se arriesga a hacer un par de solos con la eléctrica, creo que en “Me agarraste” y “Hasta que todo encaje”. Cada vez lo hace mejor, pero quedan un poco vacíos. Tal vez parte del problema sea que el sonido de su guitarra no está preparado para hacer solos. Pero lo sigue intentando y seguro que un día conseguirá clavarlos, aunque no creo que nunca llegue a montar un power trio a lo Hendrix ;-)
En medio de La luna debajo del brazo (donde también tocó Mac, como en la anterior), grito “¡Autopista!” y parecía hacer señas a una zona del público donde tal vez estuviese alguno de los componentes. El que estaba seguro era César Pop, del que habló más adelante, no recuerdo cuándo.
A continuación Quique volvió a presentar a Mac, agradeciéndole muchas cosas. Dijo que incluso le había ayudado a cantar mejor. Y eso es algo que se estaba notando: Quique lleva ya unos discos intentando hacer melodías distintas y es ahora cuando mejor controla su voz: parece que puede hacer lo que quiera sin equivocarse.
Las dos canciones antes de la primera parada fueron cañeras: Hay partida y un Te lo dije acelerado y antológico: con No Reply acompañando de nuevo, esta canción de la que Sabina dijo que era lo más dylaniano que se había escrito en España (el otro día estaba pensando que la razón puede ser que está compuesta en re abierto, la misma afinación que utiliza Dylan en todo el Blood on the Tracks) y que sonó a algo completamente distinto con los vientos. El auditorio no pudo evitar ponerse en pie y bailar y dar palmas. Era increíble cómo bajaban la canción, cómo Quique daba un guitarrazo y toda la banda, vientos y luces incluidas, daban un golpe seco y contundente como un disparo al corazón.
Se fueron dejándonos muy arriba, tal vez para que calmáramos los ánimos y poder interpretar a la vuelta un Riesgo y atura más jazzístico que nunca, ya que contó con un trompeta y el teclista de No Reply, un hombre que se ve que viene del jazz. Quique debía de estar disfrutando como un enano tocando con esos músicos, jugando a hacer las canciones de esa forma, a recrearse como se recrea Van Morrison en sus conciertos. Y si Riesgo y altura sonó a una balada recogida de Bessie Smith, Superman con los No Reply al completo sonó como estándar en los tiempos de las big bands capitaneadas por Count Basie.
Hubo a continuación un nuevo descanso antes del tramo final, que empezó con Salitre. Julián Maeso tomó de nuevo la guitarra e incluso hizo solos. Como en el resto de esta gira, Quique metió al final de esta canción el "All I want is you to make love to me" del Beast of Burden de los Stones. Luego el Vidas cruzadas volvió a poner al Palacio en pie, gallinero incluido.
El final fue inolvidable. Quique anunció que iban a hacer un tema arreglado por uno de los componentes de de No Reply (Álex, si no recuerdo mal) y empezaron a tocarlo ellos solos: sonaba como una banda sonora de la época clásica de la Metro Goldyn Mayer. Yo alucinaba: ando precisamente esta última temporada intentando hacer arreglos de vientos para Kozmics y lo que tocaba esta gente no eran cuatro tonterías: se notaba que había detrás mucho trabajo y que estaban perfectamente empastados. No sé cómo habrá surgido esa colaboración, pero intuyo que es algo más que un contrato de Quique con una banda y que hay detrás también una admiración de la banda hacia Quique.
Tengo que reconocer que mi oído de madera no me permitió identificar qué canción estaban interpretando No Reply cuando estaban solos, incluso suponiendo que iba a ser la que finalmente resultó ser: Aunque tú no lo sepas. En el vídeo ahora veo que no es una introducción sin ninguna conexión con la canción, sino que está construida en torno a la melodía principal. Una vez que se incorporó el resto de la banda, fue una versión distinta a todas las anteriores: nuevamente el pianista de No Reply, las respuestas del saxo y los colchones de vientos la cargaron de jazz, algo nada sencillo teniendo en cuenta que la melodía original no tira nada hacia ese estilo. Como a pesar de tener un oído de madera soy muy atrevido (la ignorancia, ya se sabe), sólo tengo un pero: creo que Tony se equivoca con el ritmo de esta canción, que pide unas escobillas acariciando la caja.
Y se acabó el concierto. Todos los que habían participado salieron a saludar mientras sonaba (como en Santander, así que no es casual) el Rock and Roll All Nite de los Kiss, un temazo que pide rocanrol toda la noche y fiesta todo el día.
Ahí empezó otra fase emocionante de la velada para mí: bajamos a intercambiar impresiones con Vega e Iller y estando allí pude conocer a mucha otra gente clásica de los foros. Estaba Carlos, cuyas crónicas vengo siguiendo desde los míticos tiempos del foro de Minkowski, y Javi Marlon, al que me llevo cruzando por esos mundos de Internet creo que también desde entonces. Y entre mucha más gente de la que había oído hablar durante años, estaba también un componente de Musiqueando.
Nos quedamos hablando por ahí, hasta que la gente se fue yendo y nos quedamos con Iller y compañía que, muy amables, nos esperaron para entrar a saludar a Quique. Fuimos de los últimos en acceder al camerino y cuando llegamos se notaba que Quique estaba cansado: la cantidad de gente que había por allí, muchos de ellos amigos músicos, era muy grande. Tuve también el placer de poder saludar al gran Julián Maeso y a Jacob, del que por cierto no he dicho casi nada pero es que estuvo tan grande como siempre o incluso un poco más: el estilo del concierto le permitió recrearse más con el contrabajo y tuvo también un pequeño solo con el bajo eléctrico en una canción que ahora no recuerdo.
Se está acabando el viaje en bus: llevo casi tres horas escribiendo (y todavía tengo que completar con las fotos) y tengo que volver al principio: no tenía muy claro si venir a este concierto, pero ahora estoy seguro de que lo voy a recordar mucho tiempo, no sólo por el registro que estoy dejando aquí y no sólo por la propia música, sino, sobre todo, porque fue el momento de comprobar en persona que entre los seguidores de Quique hay gente muy grande.
***
Voy a poner algunas fotos, como siempre de mala calidad.
Para empezar, los No Reply:
Leiva, que vestía de espantapájaros:
En esta foto se ve, además de a Quique, a Macaya al pedal steel y a Pedreira con una guitarra muy curiosa: tenía forma de Stratocaster, pero era una guitarra eléctrica de doce cuerdas:
En esta otra se ve a toda la banda y a Pedreira tocando una guitarra tipo SG:
Un par de fotos de la despedida:
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Nota: he ido enlazando a vídeos que han puesto en YouTube, pero quiero aclarar que lo que se ve y se escucha en los vídeos no es lo que se ve y se escucha en el concierto: hay cosas que la tecnología moderna no puede todavía capturar.
Nota 2: muchos enlaces a vídeos estaban mal puestos. Los he arreglado.
Etiquetas: Crónicas conciertos, Quique González
Por Guillermo Hoardings | Enlace permanente
8:41 a. m.